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400 ESTUDIOS BÍBLicos.-Fr. S. de Ausejo, O. F. M., Cap. del Prólogo debe relacionarse con la GápE del discurso del Pan de Vida. Pero nuestro raciocinio se refuerza considerablemente cuando penetramos todo el valor que San Juan concede a esta palabra en el capítulo 6. El P. Bonsirven publicó hace unos años un trabajo su– mamente sugestivo a este respecto, del que no podemos prescindir aquí (102). Analiza ante todo el uso bíblico de la palabra hebrea ba– sar, que viene a significar cuerpo viviente, el hombre, la persona. Pero es un hecho que, a pesar de la tradición sinóptica y paulina, donde, al referirse a la Eucaristía, se utiliza siempre la palabra crwp.a, San Juan sigue usando mipE para el tema eucarístico. Y la misma trayectoria siguen los continuadores de la tradición asiá· tico-semita: San Ignacio (103) y San Justino (104). Por otra parte, siendo San Juan tan netamente semita, con dificultad podía emplear la palabra crwp.a, que para él designaba más bien el cuerpo muerto (cf. Jn 19,31.38.40; 21,12). Al usar, pues, la palabra crápE en el discurso del Pan de Vida, ¿ no habrá querido San Juan, testigo tan fiel de la Cena, reproducir en el capítulo 6 la palabra exacta usa• da en arameo por el Maestro; aJ instituir la Eucaristía? ( 105). Por eso concluye Bonsirven : <(Al tiempo de Jesús, y bastante posterior– mente también, la palabra gÍlf [ = cuerpo] era demasiado indeter– minada en su significación y en manera alguna apropiada para in– dicar todo lo que Jesús quería incluir en <<Este es mi cuerpOl), a sa-· ber : su cuerpo destinado a sufrir en pasión inminente, todo su ser humano y divino, que se convertiría en alimento de quien le recibe. Al contrario, este sentido tan pregnante podía expresarse por la· palabra basar, <tcarne». Por otra parte, ¿ no es mucho más verosí– mil que el Señor se haya servido de la misma palabra en su cate– quesis sobre el Sacramento y en la institución del mismo? Y esta verosimilitud se impone, si se admite, con muchos comentarios mo– dernos, que los discursos del Pan de Vida comprenden algunos «lo– gia», pronunciados por el Maestro en diversas circunstancias, tal (102) J. BoNSIRVEN, «Hoc est corpus meum». Recherches sur I'original araméen, en «Biblica», 29 (1948), 205-219. (103) Ad. Smyrn.. 7,1: ad Rom., 7,3; ,1d Philadelph., 4,1 (PG 5, 71iJ, 693, 700, respectivamente; D. Rurz BUENO, Padres Apostólicos, [Madrid,, BAC, 1950], pp. 492, 479, 483). (104) A Po l. I, 66 (PG 6, 428). (105) BONSIRVEN, L c., p. 211-212.

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