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¿ ES UN HIMNO A: CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN? 397 el Hijo de Dios sin la humanidad, sino Jesús de Nazaret, Dios ya encarnado. Por otro, h~bría que desvirtuar la significaci6n propia del & 1 éve,o y aun dar a la palabra aápE un sentido que no es tra– dicional. Este versículo siempre se ha entendido de esta 'manera: El Verbo de Dios sin la · carne (ó M1 oi;) se hizo (&,éve,o) lo que· antes no era, se hizo hombre (aápE): tomó la naturaleza humana,. se encarnó. Si ahora decimos que ó "A.ó 1 oi; es Cristo Jesús, no ten– dría sentido decir que Cristo (que ya es Dios-homb1"e) se hace hom• bre. Y así nos vemos obligados a dar· a la palabra aápE un sentido, extraño y desacostumbrado. Podríamos mantener la exégesis más o menos acostumbrada,. au,nque recono_cemos que acepta, casi exclusivamente, Jo que San Juan afirma «in obliquo» (el hecho de la encarnación en sí mismo} y hace caso omiso de lo que :San Juan afirma «in recto» (la modali– dad o matiz kenótico de la vida de Cristo, subsiguiente a la encar– nación). Y tendremos entonces que el sujeto, ó Aó 1 oi;, ya no signifi• caría, en esta frase, el Legos-Cristo, sino exlusivamente el Hijo de– Dios, o sea, Jesús en cuanto a su divinidad, en cuanto segunda Per– sona de la Trinidad. Sin embargo, puesto que el Logos viene a ser como un nombre· de Jesús, al que describe de una manera equiparable al Kyrios de· San Pablo, este significado debe mantenerse a lo largo del Prólogo,. mientras razones poderosísimas no nos obliguen a lo contrario. Tal parece suceder en los vv. 1-2 y en este v. 14 a. Aunque ,et título ,de Logos se refiere generalmente a Jesfü,, parece un despropó– sito decir que Jesús, también en '.cuanto a la humanidad, es eterno– y está en el seno del Padre (vv. 1-2) o que Jesús, también en cuanto· a la humanidad se hace «carne», se hace hombre (v.14a). Por con– siguiente, en estos versículos, la palabra Logos supone exclusi'va– mente por la divinidad de Jesús y no puede incluir su humanidad. Mas también aquí hemos de confesar que estas distinciones teo– lógicas -Cristo «secumdum naturam divinam», Cristo «secundum naturam humanam»- las hace la teología. Y es necesario hacerlas para expfo:ar el dogma. Pero, ¿ las hace también, o las insinúa, et Evangelista en estos versículos? Quizás él, lo mismo que San Pablo,. no se paró en tales distinciones. El predica de Jesús, de su persona,. de su ser teándrico, todas las prerrogativas que le son propias, sin distinción, tanto si le competen por su naturaleza divina como si las tiene por razón de su naturaleza humana. Recuérdese lo que antes, -decíamos del Cristo «sintético», único de que nos habla San Pablo..

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