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¿ ES UN HIMNO A CRISTO EL PRÓLOGO DE SAN JUAN? 391 Por lo que respecta a la idea central del Prólogo, Holzmeister propone como tal la actividad soteriológica del Logos entre los hom– bres : el I;.,ogos es fuente de vida sobrenatural, está entre los hom– bres, tiene sus testigos que dan testimonio de El y tiene también sus enemigos. Este pensamiento central se desarrolla por medio de tres círculos concéntricos, pero con cierta progresión, porque en el segundo, y sobre todo en el tercero, se van añadiendo al primero rasgos y precisiones. El primer ciclo declara la eternidad y divini– dad del Logos, su acción creadora y su manifestación en el mundo (vv. f-5) ; el segundo desarrolla estos dos pensamientos, a saber: el Bautista, testigo de la Luz, y la venida de la Luz al mundo (ver– sículos 6-13), y el tercero, la gloria de la encarnación, el testimonio de Juan y la plenitud desbordante de gracia y de verdad (vv. 14-18). Es muy de notar que, aunque esta distribución parezca acomo– darse a la sucesión histórica ( el Verbo en el seno del Padre, en el pasado y en el presente), el P. Holzmeister rechaza: expresamente tal sucesión temporal, diciendo que no se trata del pasado ni del presente, sino de una actividad que tiene su realidad antes, después v en la encarnación. Sin embargo, todavía no da el paso definitivo ni parece considerar al Logos corno designando al Cristo histórico siempre, sino que admite también el Logos acrapxo½ y el Logos zvcrapxo~, con cierta sucesión histórica Y por lo mis+no, su división y la exégesis en ella fundada, que aún siguen más o menos las ideas de la que hemos llamado <(primera tendencia>>, quedan envueltas en cierta penumbra de vaguedades no muy lógicas, principalmente por haber tomado como idea central del Prólogo lo que, a nuestro modo de ver, es sólo un aspecto parcial del mismo. Nosotros creemos que la contextura temática del Prólogo es mucho más sencilla, Y si lo consideramos como himno a Cristo, lo que se pretende en él es enseñarnos quién es Jesús. A nuestro en– tender, mediante este procedimiento intuitivo tan propio de San Juan; mediante ese contemplar la verdad desde diversos puntos de 1 vista ; mediante ese proceder por oleadas que van y vienen, avan– zan y retroceden, hasta llegar a su plenitud; mediante esos círcu– los concéntricos o convergentes, lo que San Juan se propone no es este o aquel punto parcial y concreto, es decir, una sola verdad de las que encierra en sí la persona de Jesús, sino una definición o descripción de su ser teándrico, de las grandezas de su persona y de las riquezas sobrenaturales que contiene en sí, para derramarlas sobre la humapidad y aun sobre el universo. En una palabra: decirnos qué es Jesús en su persona y en su obra ; enseñarnos que

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