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154 SERAFÍN DE AUSEJO, O. F. :H, CAP. como natural, se va dibujando y perfilando cada vez con más claridad la separación que existirá en el más allá entre justos y pecadores. Como se ve por algunos pasajes de los apócrifos (4 Esdras, Apocalipsis de Baruc, y sobre todo los Libros de Henoc ; cf. Le. 16, 19-31 : la pará– bola del rico Epulón), el judaísmo posterior llegó a la separación local de ambos grupos en la vida del más allá. Esta separación local no solamente está aceptada en los libros inspirados, sino que en ellos se describe de forma esencialmente distinta la vida ultraterrena de los justos y la de los pecadores. Los justos están "en las manos de Dios" (Sap. '3, 1) y des– cansan "en la paz" (4, 7). Y aunque no se presenta todavía una doc– trina completa sobre la retribución individual de los justos después de la muerte, sin embargo se afirma que a ellos les está reservada la in– mortalidad (3, 4) y que "al tiempo de su recompensa brillarán y dis– currirán como centellas en cañaveral" (3, 7) o "como las estrellas" en el firmamento {Dan. 12, 3). Y por fin, en 2 Mac. 7, 9 se hablara de esta suerte: "Tú, criminal-,-dice al tirano el segundo de los siete hermanos martirizados-nos privas de la vida: presente; pero el Rey del universo nos resucitará a los que morimos por sus leyes a una vida eterna" (2). Así resulta que, históricamente, la resurrección es la primera idea concreta de los judíos acerca de ultratumba. La desilusión de los tiem– pos postexílicos fué creando un ambiente más propicio para las espe– ranzas escatológicas en sentido individual y trascendente. El progreso de la revelación durante los últimos siglos del A. T. dis– criminó la idea confusa e igualitaria del seol; y aunque no llegó a las ideas de infierno y gloria en el sentido cristiano, dió un paso definitivo hacia una revela~ión más clar!). · de ultratumba, siendo la resurrección corporal la que empieza a descorrer el velo de aquella permanencia um– brátil, inactiva y triste de justos y pecadores mezclados en el 'seol. La idea de la resurrección, es, por tanto, la primera que ilumina la vida future, de los justos con arreboles de aurora ; arreboles que presagian los resplandores de la gloria celeste de los santos revelada por San tablo. depósito, lo mismo que las tumbas devolverán los cuerpos. Por la resurrección, Dios da de nuevo la vida a los muertos. La idea de resurrección lleva consigo, sin embargo, algo muy esencial, que nOI! explica por qué los judíos solamente pensaron, en un principio, en resurrección de los justos. Su finalidad esencial es proporcionar a los hombres, a todo el hombre, el ingreso en la vida eterna, merecida por los justos durante su permanencia en la tierra. Son, pues, éstos los que principalmente deberán resucitar. Estas nociones se encuentran en los libros inspirados igual que en los apócrifos. Véanse numerosas citas en J. BONSIRVEN 1 Le jiidaisme palestmien, t. I (París, 1935), p. 474 s. (2) Cf. H. HAAG, Bibel-Lexikon (Zurich-Colonia, 1951), "Leben nttch dem 'rode", 1.009 s. [4)
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