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LA RESURRECCIÓN ESCA.'.COLÓGICA INDIVIDUAL 161 rán a la vida eterna y su vida (discurre) en la luz, y ésta jamás se agotará" (13). Aunque algún autor ·extremista, forzando el sentido de las :pala– bras "eterno", "resucitar" usadas en este pasaje, las entienda de vol– ver de la desgracia a la felicidad dentro de la vida terrena y sin pro– yección alguna escatológica, con mejor acuerdo la mayoría de los. que han estudiado este tema, como Volz, Notscher y en parte Bousset, en– tienden este texto de la resurrección de los justos, aunque probable– mente de los israelitas solamente, mientras los pecadores no resucita– rán (14) . .Strack-Billerbeck admite también este texto como argumento favorable a la resurrección, pero solamente de los justos y lo mismo parece sentir Bonsirven (15). Testamernto de los doce Patriarcas, del siglo 1 a. C. según S'l'RACK– BILLERBECK; de principios del siglo II d; C., según Nikel (16). La retribución de los Patriarcas y de los justos después de su resurrec– ción es primeramente terrena, a fin de tomar parte en las riquezas mesiánicas. Principalmente además de los Patriarcas, resucitarián los mártires y los que cumplieron la Ley. En cambio, no resuc1tarán los impíos. En cuanto a la afirmación de Benjamín, -en el sentido de que la resurrección será universal, unos la tienen por auténtica y otros por interpolada. De todas formas, la doctrina de la resurrección se en– cuentra claramente expresada en el conjunto de esta obra (17). · Entre otros apócrifos anteriores a la era cristiana que aludan a la resurrección, sólo queda el Libro de los Jitbileos, el cual habla expre– samente de la muy duradera supervivencia de las almas y aun de cómo éstas serán eternamente dichosas o desgraciadas según sus méritos. Nada dice ex profeso de la resurrección, que no nombra. Pero, como muy bien anota Notscher, esta omisión puede ser casual o debida a la manera muy vaga de expresarse el autor (18) . .Según Bonsirven, el es– tablecimiento de la era mesiánica, tal como la presenta el autor del Libro de los Jubileos, no llevará consigo la resurrección de los justos, cuyos huesos seguirán descansando en la tierra mientras sus almas se alegrarán grandemente de saber que ya el Señor está realizando su juicio mesiánico (19). (13) En STRACK·BILLERBJ;JCK, lV/2, p. 1.169. (14) MOLITOR, o. c., p. 105. (15) STRACK-BILLERBECK, o. c., 1.169; J. BONSIRVEN, o. c., p. 332, pero cf. pá- gina 470. (16) STRACK·BILLERBECK, ibíd.; MOLITOR 1 o. c., p. 111. {17) MOLITOR 1 ib.; J. BONSIRVEN 1 o. c., p. 331. (18) MOLITOR, o. c., p. 112. (19) BONSIRVEN 1 o. c. 1 p. 331. [11]

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