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. 160 SERAFÍN DE AUSEJO1 O, F. K, OA.P. los muertos fué separándose de los ''tiempos mesiánicos", para quedar colocada al principio del "siglo venidero" (11). En cuanto a la amplitud o extensión que ha de tener la resurrec– ción, hay bastante diferencia entre los libros inspirados del A. T. por una parte y los apócrifos precristianos por otra. Estos acentúan mucho más que aquellos la esperanza en la resurrección universal. No es sólo la resurrección de los mártires y de los justos la que se nos presenta como cierta, sino también, aunque con menos insistencia, la de todos los hombres, judíos y paganos, buenos y malos. Bastante numerosos son los apócrifos judíos de la época cristiana que hablan así. Pero, generalmen– te, clarísimos son también a este respecto los apócrifos precristianos. Veamos algunos ejemplos, tomados de los apócrifos judíos cierta– mente anteriores a nuestra era. Los Libros de H~noc (170-164 a. C.). Cpmplicado es el problema de estos libros. Su origen y su redacción última son inciertos. En general se admite que su composicíón data de los años 170-164: a. C. En cuanto al texto, nos limitamos a los tro~os que trae Strack-Billerbeck. Según éste, liay en Henoc cuatro clases de testimonios sobre la resurrección : a) De la resurrección general de los muertos ·se habla en uno de los pasajes más antiguos del libro (22, 1 ss.), donde se distinguen cua– tro lugares distintos adonde van a parar los difuntos: el de los justos arrebatados violentamente a la vida, como Abe! ; el de los justos en general; el de los impíos que no recibieron castigo alguno en la vida; y el de los impíos que murieron de muerte violenta. Estos últimos no resucitarán, como los anteriores, con miras a ulteriores tormentos. b) En el libro de las Viswnes aparece la resurrección de los már– tires israelitas, sin nombrar a las demás clases. c) En el libro de las Parábolas se admite la resurrección de los justos y de los impíos. d) Por último, en el libro de la Exhortación y de la Maldición parece limitarse la resurrección a los justos (12). Salmos de Salomón, 3, 11-12: "La ruina del pecador es eterna, y (Dios) no piensa en ella cuando visita a los impíos. Esta es la suerte del pecador para la eternidad. Pero los que temen al Señor resucita- (11) H. STRAOK · P. BILLERBEOK, Komm. zum N. T. aus Talmud wnd Mi- drasch, IV/2 (München, 1928), p. 1.166. · (12) Véanse los textos en STRAOK - BILLERBEOK, IV/2, p. 1.168. Una discusión amplia y muy documentada sobre la fecha aproximada de origen de cada uno de estos I;bros, en J.• B. FREY, ..4.pocryphes de l' A. T., en DBSuppl., I (París, 1928), 357-371. [10]

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