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SAN PABLO, MISIONERO EN ESPAÑA 95 bien sabía que fueron sus emisarios los que habían incendiado la ciudad, Nerón echó la culpa a los cristianos. Sucedió es 1 to precisamente en la semana que va del 18 al 24 de julio del año 64. Comenzó entonces, por orden del emperador, la pri– mera persecución organizada contra los cristianos de Roma y de otras partes del Imperio. Por las frecuentes comunica– ciones de Roma con la Bética por tierra y por mar, Pablo tuvo aquí noticias de la nueva situación contra los cristianos sur 0 gida en Roma, en Greda y en el Oriente Próximo, donde él tanto había trabajado ,por difundir la fe de Cristo y donde tantas iglesias había fundado. ¿ Qué hacer? Pablo no tenía miedo a la peTsecuc10n ni a la muerte. Pero seguramente sufría por la situación en que se encontrarían sus hijos espidtuales diseminados por aquellas regiones. Por eso suspendió de momento el recorrido que se había trazado por la Bética y se lanzó a visitar las iglesias de Greda, Creta y Asia Menor. Esto sucedía, como he dicho, en el verano del 64. Dos años más tarde, en el 66, en Asia Menor, precisamente en Tróade, lo detuvo la policía imperial y lo llevó, prisionero por ,segunda vez, a Roma, donde acabaría recibiendo la corona del martirio en el 67. Así terminó la infa– tifable carrera del gran Apóstol. Yo me pregunto, sin que pueda dar a ello una respuesta segura, qué camino seguiría san Pablo en su viaje de vuelta desde las orillas del Guadalquivir hasta Roma, Grecia, Creta y Asia Menor. No me parece probable que hiciera este viaje por tierra. Era demasiado largo y penoso. Cuéntase de Julio César que en veintisiete días llegó por tierra, a caballo, desde Roma hasta Córdoba, cuando los hijos de Pompeyo se rebe– laron aquí contra él. Pero él tenía postas o estaciones donde renovar Ios caballos y seguir su viaje. Pablo no tenía nada más que sus pies. Por eso me parece que lo más lógico es pensar que, por encontrarse ya en el valle del Guadalquivir, siguiera el curso de la gran vía Augusta, pasando por Có:ridoba, Ecija, Carmona y Sevilla, para ir a embarcarse en Cádiz. En siete días de navegación estaría en Ostia o en Nápoles, desde donde se dirigiría a Grecia y al Oriente, ya que el viaje le urgía. Sé

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