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D_octrina Asuncionista. del Beato Diego. José de Cádiz, delatada a la Inquisición(*) El beato Diego J ose de Cádiz no es una figura de siglos remotos; es apenas de ay13r (1743-1801). Conocida es de todos, siquiera por la fama, su incansable actividad misionera, pocas veces igualada desde la época de san Pablo, y la eficacia de su ardorosa palahra de profeta o enviado de Dios. El fué realmente un regalo misericordioso que el Señor concedió. a 1a España del siglo XVIII, para que el pueblo ,español conservara su fe y su riquísimo patrimonio -espiritual frente ,a la Ilustración y a la Enciclopedia extranjeras, en una de las épocas más difíciles de nues– tra historia. Tal fué la misión providencial que Dios confió ·al santo misionero capuchino y •que él realizó fielmente a lo largo de sus tr.einta años de misiones ininterrumpidas de norte a sur de la Península y ,par.. ticularmente en Andalucía. Y éste es también el único fray Diego que todos conocen : el realizador de esa misión providencial. Pero, •en cambio, apenas es conocido el fray Diego escritor, si bien sus ·eiilcritos no son, desde luego, más que simple eco y continuación· de su obra misional. Y mucho menos -conocido es el fray Diego ma- ;riólogo. . . Sin embargo, justamente podemos afirmaT que la doctrirna marioló– gica del beato Diego, •'todavía por estudiar y en cuyo valor y sign1fica– ción teológicos no han reparado sus biógrafos, constituye una gloria más de nuestro santo misionero (1); y que el carácter asuncionista .. de -----· (*) El presente trabajo es simplemente de· carácter ezpositivo e hist6r1co. Corréspon– de a lo que fué introducción en un estudio esquemático que acerca .dd conjunto de este tema leímos en el Congreso Asuncionista Franciscano Espafiol, e.n octubre de 1947. La defensa completa de la tesis sustentada por .-el beato Diego y el desarrollo d.e la· argumen– flición, dogmática que él apunta ocuparían tal· número de páginas que sería imposible re– pyoducirlas aquí. Ezponemos ampliamente la cuestión en "Estudios Franciscanos", re– vista cuatrimestral de los Padres Capuchinos de España y América, en cuyo número 2 de 1948 aparecerá, Dios mediante, el primer artículo ace,:ca de dicha defensa. Allí remitimos al benévolo lector. . (1) Si fray Diego como misionero fué realmente infatigable, infatigable fué tam– bién como panegirista ele María. Su contemporáneo el padre Lurs ANTONIO n~ S:iwz-

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