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342 BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ ................,.•••••••••--••~••••-•••, •-••-•~••••• ............~.............. ..............,.,. ••••n-•••••••••• •••••••••••• • • ~-•--••••••••-••••--••••••••••n•••• · no antes de que el Tribunal de la Inquisición recogiese hasta los borra.;. dores de la defensa que el Beato estaba preparando cuando murió. Estos borradores autógrafos, más de veinte, folios de diferente tamaño, se con– servan unidos a las demás piezas del proceso. Conforme hemos indi– cado anteriormente y se confirma por las acusaciones de los censores y por los borradores del. Beato, la cuestión principal que se debatía era la relativa a la autoridad pontificia, tan disminuída por las doctrinas re- . galistas. Por •eso fray Diego trabaja día y noche con las escasas fuerzas de su ya tan quebranfada salud en defender la autoridad del Papa, de– jando un •poquito a un lado las d'emás cuestiones de que le acusan los de la Inquisición. Según se ve por los borradores autógrafos, ·durante aquellos últimos meses de su vida había· redactado una buena parte de su defensa en lo que concierne a la autoridad indirecta de los Papas sobre los r~yes. Pero hay en sus-autówafo~. más de una doc.:3na de folios sueltos y sm enumerar, que _no son smo uha s·elva enmaranada de pen– samientos y apU:ntes, escritos a veces en trozos inútiles de papel, con letra nada dara, tinta desvaída y hasta con escritura superpuesta; todo lo cual dificulta no poco su lectura. Por lo mismo, no había hasta el presente noticia alguna· de lo que. el santo misionero pensaba responder al Inquisidor General res,pecto del pumo concreto de la mue.rte libre y voluntaria de María y de su consiguiente privilegio de la inmortalidad. ¿ Pensaría él desdecirse de lo que antes, seguramente en diversas oca– sione•s durante los treinta años de su apostolado, había predicado para ensalzar las grandezas de María? No lo creíamo5;¡ así. Pero necesitába– mos pruebas. Y como en •el borrador de la parte redactada por extenso no encontrábamos palabra alguna que se refieriese a este tema, revol– víamos una y otra vez los desordenados apuntes,_ hasta que tuvimos la suerte de encontrar un• brevísimo índice o guión de lo que concretamente pensaba responder sobre este punto. No es gran cosa lo que tenía pre– •parado; pero es lo suficiente para darnos a entender como se mantenía firme en su opinión y cuáles eran los argumentos que pensaba aducir en defensa de su tesis. Estas líneas dicen lo siguiente: . · "Para la especie de la muerte voluntaria quia ipsa voluit, véase a san Ar,BERTO MAGNO, De laudibus Virginis super Mfrsus est, cap. 172, pág. 390, col. 2.ª-Con lo de Esther 15, 12-13..., aplicado a nuestra Señora in officio Conceptionis.-No se opone a esto lo de etsi pro ,cqnditione carnis migra,sse...., assí como no se opone al' dogma de la fe de la_ purísima virginidad de nuestra Señora lo que canta la Iglesia: Postquam impleti sunt · dies P.urificationis Mariae ...-Con lo de Rom. 5, 12...-Si no hai repugnancia ni óbice alguno en que S<! le concediese a Adán este privilegio si hubiese perma[ne]cido en jus- ticia original, ¿ por qué lo ha de haver en nuestro caso?" (44). · Pül' estos deshilvanados apuntes del santo capuchino se, echa de ver con toda evidencia qU:e él, tan obsequioso siempre con la doctrina y el sentir de la Iglesia,· hasta •estar, al igu8;1 que santa Teresa, dispuesto a (44) ARCH. HrsT. NAc., sección Inquisición, leg. 4449/1, entre los folios sueltos sin JIUmerar.

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