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·:332 11lM,TO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ sólidamente en firme la verdad de la muerte de la Virgen, y él sólo es ya de por sí decisivo e indestructible. Mas el otro, el deducido de las leyes de la naturaleza a secas, sin atender .al motivo por el que se in– trodujo la muerte en el mundo, ni a la situación de María respecto del pecado, ni al privilegio úni ::io de su maternidad divina y su asociación al ordén hipostático, no es admisible, mientras no se pruebe positiva– niente la renuncia previa de l\faría al privilegio de la inmortalidrrd que le correspondia tener. Por eso nuestro santo apóstol, no obstante haber dicho en primer término que María debió, o seai pudo morir "por l1;t innata condición de su naturaleza", como ve,remos después, en seguida afirma que, de hecho, sólo murió por haber ella elegido libremente el morir. Nótese que no está en nuestro ánimo negar validez a todo argumento de razón teológica con el que se pretenda probar el hecho de la muerte de M:aría. Pero queríamos dejar aquí bien sentado que todo argumento que no tenga en cuenta las prerrogativas ele la situación privilegiadí– sima de María v no las desentrañe en todo su alcance ni las relacione con el origen histórico de la muerte en el mundo, no puede concluir como razón teológica (31). · Hemos expuesto en síntesis y examinado en relación con las cues-– tiones agitadas entre los mariólogos de nuestro tiempo la doctrina pro– puesta y defendida por el· beato Diego y las deducciones que lógicamente s3 desprenden de ella. Pasemos ahora, por fin, a examinarla directa– mente tal como él la exnone. así como la censura dada acerca de ella por el Tribunal de la lnquisiéión y la defens·a que nuestro ranto apóstol andaba preparando cuando le llegó la muerte. 2) Textos del Beato sobre !a rnuerte libre y voluntaria de María En primer lugar conviene recordar 'cuán exactamente expone fray Diego en su obra las nociones teológicas acerca de la naturaleza y del origen de la muerte en .general. El las presenta como preámbulo a la explicación que después dará sobre las causas de la mue,rté de la San– tísima Virgen. Dice así : "La muerte que pone fin a Ji vida de los hombres es por sí una propiedad o conse– cuencia de la humana naturalez;,, de tal medo que, aunque el hombre no la hubiera padecido por privilegio de la justicia original, no obstante siempre se verificaría que era mortal, atendiendo a sola la condición de la naturaleza; y esta propiedad la tendría aun– que Adán no hubiera pecado. Y así el no morir, permaneciendo en santidad original, sería privilegio; pero en los que pecamos en Adán ya la muerte es pena de la primera culpa, y pena con que Dios tenía amenazados a imestros primeros padres. No fué nues- (31) Cuando hayzmos estudiado los argumentos particulares de fray Diego en favor de su tesis, como· hemos comenzado a hacerlo en Estumos FRANCISCANOS, expondremos a la luz de esta doctrina, y como necesaria consecuencia de ella, en qué condiciones se hallaba la Virgen ll.ifaría en orden al estado de justiria origúwl, y cómo de hecho, y iior razón de su renuncia al don de la inmortalidad y de la pasibilidad (aunque sólo en parte, porque estuvo exenta de los d0lores de parto), no llegó María a poseer la jus 0 ticia original tal como lo poseyeron Adán y Eva.
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