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VEINTICINCO AÑOS DE SEMANAS BÍBLICAS ESPAÑOLAS XIII Posteriormente, las Semanas cambiaron bastant 1 e de rumbo. Por una parte, las ponencias adquirían más altura y especialización; los temas no eran más o menos vagos, sino concretos y limitados, en cuanto posible, a un pasaje bíblico determinado; los ponentes no abor– daban ya cualquier tema sacado del inmenso campo de la Biblia, sino sólo aquellos que se conectaban con la parcela bíblica que ellos culti– vaban o con las investigaciones que habían hecho durante el año. Todo ello motivó que el número de asistentes quedara casi reducido a los profesores efectivos de Sagrada gscritura. Por otra parte, se introdujo otra innovación: mientras las ponen– cias eran leídas en las sesiones públicas de la mañana, las discusiones, tenidas por la tarde, se reservaron exclusivamente para los profeso– res de esta sagrada Disciplina. Así se llegó a depurar cada vez más y mejor la celebración de las Semanas, con más acierto y hondura ,en las ponencias y con más concretez, libertad y altura en las discusiones. En otros aspectos, pronto se echó de ver, ya desde la Semana de 1941, que eran necesarios algunos fondos. Las cuotas anuales, aun en el supuesto de que funcionaran bien, no podían resolver la cuestión. Los gastos de secretaría no eran pocos. Tampoco era justo que los ponentes, además de trabajar "gratis et amore", no percibieran siquie– ra un modestísimo "viático" para costearse su desplazamiento, a ve– ces desde los puntos más lejanos de la Nación. Y justo era también que fueran subvencionados los derechos de publicación. En los primeros años, dos instituciones figuraban como organiza– doras de las Semanas: la AFEBE (Asociación para el Fomento de los Estudios Biblicos en España) y el Instituto "Francisco Suárez". Pero el hecho fue que, respecto de las Semanas, la primera figuró sólo no– minalmente. El Instituto "SUÁREZ" fue el único que llevó, y sigue lle– vando, todo el peso de las SemanaiS, tanto en la organización, como en la economía de las mismas. Sin él, nuestras Semanas probablemente no hubieran continuado o difícilmente habrían conseguido la estabi– lidad en el tiempo, la seguridad económica, la estructura firme que consiguieron en estos 25 años y que, gracias a Dios, todavía perdura. Por todo ello, paréceme de justicia destacar el apoyo de cuantos fueron titulares del Ministerio de Educación Nacional, y del que fue creador y sigue siendo Presidente del Consejo Superior de Investiga– ciones Científicas, Excmo. Sr. D. José Ibáñez Martín, a través del Pa– tronato "Raimundo Lulio", del que forma parte el Instituto "SUÁREZ" y la Sección Bíblica del mismo. Pero en el Instituo "SuÁREZ" ha habido también, desde 1941, per– sonas eficientes, constantes, sabiamente organizadoras, que han lleva– do adelante, siempre con pulso firme, la celebración de nuestras Se– manas. Compartiendo su mérito con sus colaboradores, pero muy especialmente habiéndolo obtenido por sí mismo, por su callada y eficacísima labor personal, está el que fue muchos años Secretario del Instituto y hoy es Director del mismo, D. Joaquín Blázquez, que ha organizado las 25 Semanas celebradas aqui. Bien merece también nuestro agradecimiento. [5]

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