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LA HISTORIA UN LUGAR TEOLOGICO CUADERNOS FRANCISCANOS JULIO/SEPTIEMBRE 1998 Nº 123 personaje más grande que jamás había encontrado en la vida; un hombre para quien la fe era una realidad viva y no sólo palabras bien compuestas y edificantes en los labios dentro de las puertas de la iglesia" (Aku-Aku p. 133). Fallecerá en 1969 de viaje por los EE.UU ., continuando la atención de la isla hasta el día de hoy en manos del Vicariato de Araucanía (Noggl CAMA 202ss). CAMINO HACIA LA CHILENIZACION E INTEGRACION En 1929 se habían cumplido 80 años de la llegada de los capuchinos a Chile y todavía la totalidad de ellos eran mi– sioneros europeos sin que existiese ni una sola vocación del país. Todos estaban demasiado empeñados en sus 'planes de acción' poniendo sus miras ante todo en su función misionera y la perpetuación de la estructura alcanzada por la orden aquí. Existía sí cierta inquietud respecto a su indispensable relevo, pero tras los dos fallidos intentos de formar novicios se había impuesto el sentido de desestimación del chileno para la vida capuchina. Todavía había de pasar tres años más para que providencialmente llegase a profesar la vida capuchina en Europa fray Francisco Valdés 'el primer chileno que la abrazó' en 1931, por Baviera - Araucanía y habría de ser obispo de Osorno. En los años siguientes, entre 1934-38 llegaron al Seminario de San José de Mariquina seis posnovicios alemanes que allí se formaron como sacerdotes capuchinos. De nuevo entre 1952-57 hicieron lo mismo otros tres. El distrito del centro del país tendría sus primeros profesos chilenos todavía 'tres años más tarde, en 1934', formados ente- Hno. Osear Castillo B., ofmcap. ramente en Argentina. En 1936 se recibía la categoría de jurisdicción independiente, autónoma respecto a algún otro país y ya la calidad de provincia. El convento de Santiago pasaba a ser la sede del Comi– sariato Provincial de San Francisco de Asís en Chile. Pero, a excepción de los dos profesos simples de la VIII Región que se formaban en Argentina, los demás miembros eran todos españoles. En 1942, al cumplirse 96 años de los capuchinos en Chile los primeros cuatro novicios chilenos (todos clérigos) formados desde el Seminario de niños en el país, hacían su profesión simple. En seguida se instaló el posnoviciado de Los Angeles, y en adelante, con todas las etapas formativas funcionando, sobrevendrá una época de constante incremento de vocaciones especialmente sacerdotales, en que se palpa el orgullo de contar casi cada año con varias ordenaciones. 35 años funcionó el Seminario Menor de Paine logrando formar un total de 40 sacerdotes capuchinos chilenos, de los que abando– narían todo 22, para cerrarse el año 1969. Paralela e independientemente, Araucanía abrió noviciado en 1953 logrando ordenar entre 1961 y 1963 cinco sacerdotes chilenos, los primeros formados enteramente por ellos. De estos abandonarían cuatro. En los años siguientes hay un gran bache. El año 1958 el obispo de Osorno conseguía la venida paulatina de 12 capuchinos holandeses, para las ex-misiones de Araucanía en este territorio donde permanecen cinco hasta el día de hoy, y uno en el centro. En 1960 conseguía además la llegada paulatina de seis capuchinos belgas y dos franceses, permaneciendo uno en otra diócesis, hasta el día de hoy. También se unieron tres capuchinos suizos a los alemanes de Araucanía.

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