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Miguel Anxo Pena González Salmanticensis 71-1 (2024) 155-165, ISSN: 0036-3537 EISSN: 2660-955X 160 “lo que debe caracterizar al Movimiento Pro-Vida —dirá O’Malley— es un amor especial por los pobres, por los marginados, por los que sufren y, sobre todo, por la vida humana que está en peligro de ser rechazada ” 7 . Sus dotes diplomáticas y conocimiento de lenguas harán que se le encomien- den tareas particularmente delicadas: visitador apostólico en diversos seminarios de América Central y del Caribe; enviado para preparar la visita oficial del Papa Juan Pablo II a Cuba en enero de 1998, permitiendo intensificar las relaciones de la Santa Sede con Cuba; participación en la asamblea especial del Sínodo de los obispos para Oceanía (1998). Curiosamente, todo ello, ha sido afrontado con rigor, pero sin perder el sentido de humor que le caracteriza y que brota de sus raíces irlandesas. El 3 de septiembre de 2002 es nombrado cuarto obispo de la diócesis de Palm Beach (Florida), teniendo nuevamente que ponerse en camino. Toma posesión en la catedral de San Ignacio de Loyola (Palm Beach Garden) el 19 de octubre. Este nombramiento tenía su razón de ser en los escándalos por abusos sexuales come- tidos por los dos pastores precedentes: Joseph Symons (que se retira en 1998 tras haber admitido que había abusado de cinco niños siendo presbítero) y Anthony O’Connell (que lo hará en 2002, reconociendo que había abusado de un semina- rista). Tan solo nueve meses más tarde, el 1 de julio de 2003, es nombrado arzobispo de Boston por el papa Juan Pablo II, tras la dimisión del cardenal Bernard Francis Law, como consecuencia de la gestión de los escándalos de abusos sexuales en aquella archidiócesis. Toma posesión de la sede unos días más tarde (30 de julio), reuniéndose inmediatamente con las víctimas, resolviendo nuevos casos, desarro- llando programas de seguridad obligatorios para todo el personal de la archidió- cesis y promoviendo la protección infantil. Los medios de comunicación social centrarán la atención sobre él —en abril de 2004— ante la decisión de vender propiedades de la Iglesia de Boston por valor de millones de dólares, incluido el palacio arzobispal, para indemnizar a las víctimas y hacer frente a las denuncias de abusos del clero.Será tiempo de equi- librio sereno; de compromisos estables y de trabajos sacrificados; de donaciones plenamente conscientes y de capacidades amplias para la interiorización que de- viene en creatividad; de sensibilidad aguda para con los pobres de esas tierras, con excepcional cercanía a los más vulnerables y maltratados por la vida, a los 7 O’Malley, Enganchados a la luz , 140.

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