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Laudatio del cardenal Seán Patrick O’Malley… 157 Salmanticensis 71-1 (2024) 155-165, ISSN: 0036-3537 EISSN: 2660-955X Cuando la Facultad de Teología elevó la propuesta del Doctorado a las auto- ridades académicas tenía presente que este no era solo un honor para el candidato, sino que lo era aún más para la propia Facultad que incorporaba —como miembro de su claustro— a una figura notable de la Iglesia que, además, se acercaba sig- nificativamente a la espiritualidad española del Renacimiento, y que lo hacía con un calor que solo pueden transmitir aquellas personas que viven desde la entrega y dedicación permanente. 1. SU FORMACIÓN HUMANÍSTICA El cardenal O’Malley, nace en Lakewood (Ohio) en 1944. Junto con sus padres y hermanos pasa la infancia en Herman (Pennsylvania), un pueblo cercano a la ciudad de Butler. En las escuelas elementales de San Gabriel y del Sagrado Co- razón, realiza sus primeros estudios. A los trece años ingresa en el Seminario Me- nor de San Fidel de Sigmaringen, que los Hermanos Menores Capuchinos, de la Provincia de Pennsylvania, tenían en la misma ciudad. Allí recibe una vasta for- mación humanística y espiritual, que será un sólido fundamento para toda su vida. Los estudios específicos los completará con la instrucción en las lenguas moder- nas (español, portugués, alemán e italiano), así como en las clásicas (latín, griego y hebreo). No faltará tampoco una formación amplia, adquiriendo nociones de de- clamación y teatro, de música y cinematografía. El 13 de julio de 1964 ingresa en el noviciado y, un año más tarde (14 de julio de 1965), profesa en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos tomando el nombre de Seán —en honor al apóstol san Juan y en recuerdo de sus raíces irlan- desas—. Su formación en la vida franciscana y preparación científica continuará en Washington, en el Capuchin College , emitiendo su profesión solemne tres años más tarde (14 de julio de 1968). Después de recibir la ordenación diaconal pasa un breve período en la Isla de Pascua (Chile), en la que se acerca de manera viva a la realidad de los pueblos originarios, con todo lo que implica de conocimiento de una nueva cultura, reli- giosidad y etnografía. Él mismo ha referido con qué ilusión había emprendido el estudio de la lengua rapanui. El 29 de agosto de 1970 es ordenado presbítero por John B. McDowell, obispo auxiliar de Pittsburg. Unos meses más tarde es enviado a Washington. Allí, en la Universidad Católica de EE.UU. , se gradúa en educación religiosa con el ensayo

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