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En este mis:rp.o ínterim recibimos otro impulso. El 25 .de agosto de 1968, desde Bogotá, los Superiores Regionales enviaban un mensaje a todas las fraternidades de América Latina. Respecto a nuestro caso decía: "La experiencia del Cefepal nos convence de que no importa el moc,io como s~ comience y desarrolle este organismo: más que todo interesa . su espíritu de servicio y la atención que preste a los llamados de unidad de la Familia Franciscana y a la concientización de su carisma. Sabemos que en cada naci6n deberá recibir modalidades propias pero tenemos la certeza de que. el • Cefepal (o cuqlquiera sea su nombre) puede ser un instrumento que proporcionará valiosos servicios a todos". A mediados de 1967 recibimos por ve:z: .primera la visita del Definidor General de los capuchinos, fray Florencia de Artabia. En marzo de 1969, ncibimos en dos oportunidades la visita del Ministro General de los capu– chinos, fray Clementina d~ Vlissingen. La visita del día 17 de marzo fue solemne y oficial en un encuentro fraternal habido con los superiores mayores de la Primera Orden y con las superiorc:s de las congregaciones franciscanas de Santiago. "Personalmente, dijo ·el Ministro General, estoy muy interesado en esta obra y, después de oír lo expuesto acerca del trabajo realizado y los fines que se persigusn, veo que es una necesidad el tener algo como esto entre. nosotros". "Cuando he oído decir, acrecentó el P: General, que aquí en Chile, por medio del Cefepal, se quiere ver cuales experimentos son útiles para nuestro tiempo a fin de vivir más fielmente nuestra vocación, he pensado que se trata de algo muy hermoso". En el mes de diciembre del mismo año nos visitaba el P. Constantino Koser. Nos dejó su simpatía y bendición. Desde entonces hemos recibido, constantes visitas tanto de los definidores generales como de los ministros gsnerales. El Cefepal nunca recibió un documento oficial de formalización. Pero ha recibido algo mejor que eso: el constante respaldo y el estímulo cálido de parte de las máximas autoridades de la Orden. VIDA Y ACTIVIDADES Es difícil ordenar la materia para dar una v1s1on sintética sobre la vida y las actividades de los hermanos durante estos diez años. La dificul– tad de tal síntesis proviene de la gran diversidad d~ dichas actividades. Las realizaciones fueron creciendo, año tras año, tanto en número como en variedad. Para facilitar una visión general, podríamos distinguir tres etapas. La primera etapa abarcaría los dos primeros años. La actividad de estos dos años se desenvolvió preferentemente en Chile, aunque también hubo par– ticipación esporádica en algunos congresos y asambleas generales fuera del país. -10-
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