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l>RIMEROS PA$0S El equipo recién nombrado se movilizó inmediatamente con decisión y hasta con audacia. Vislumbró dificultades entre penumbras. El hecho de formar fraternidad hermanos de distintas Obediencias constituía una "nove– dad". El nuevo organismo, si no estaba en contra de la legislación vigente, al menos estaba fuera de ella. Nos hallábamos en el año 1965, y para aquellos tiempos eran novedades revolucionarias y resultaban· intolerables para mucha gente. El equipo percibió, pues, que su situación jurídica era discutible y pre.. caria para lanzarse a tareas de envergadura. Y los hermanos del equipo decidieron no dar un paso importante para la consolidación del Cefal sin la expresa autorización de los ministros provinciales. De tal manera el Cefal no sería otra cosa que un instrumento de trabajo en manos de los ministros provinciales. Y así, entre septiembre de 1965 y febrero de 1966, fecha del estableci– miento del Cefal en su nueva residencia, congregamos, en tres oportuni– dades, a los ministros provinciales llegados de todo el país. ¡Un record! Entre los siete provinciales de ambas Obediencias, unos cuatro o cinco eran, gracias a Dios, entusiastas partidarios del Cefal. Los otros dos o tres com– partieron, aunque sin mucho .entusiasmo, las opiniones de la mayoría. Esta índole del grupo de ministros fue decisivamente importante para el nacimiento y el crecimiento del Cefepal, porque las dificultades que encontramos en los primeros momentos fueron realmente pesadas. Si no hubiéramos contado con el apoyo incondicional de aquéllos, el Cefal habría ,acabado en un sueño bonito. Aprovechamos estas líneas para rendir nuestra emocionada gratitud a los ministros provinciales de Chile de aquel entonces. DEL CEFAL AL CEFEPAL En el mes de octubre de 1965 llegó a nuestro conocimiento una infor– mación procedente de Europa. Acababa de celebrarse en Holanda una "Sesión de Pastoral Internacional" organizada y llevada a cabo por los representantes de las 17 provincias europeas de los menores observantes. Las conclusiones de esa reunión coincidían, con rara exactitud, con las con– dusiones prácticas emanadas de nuestra semana de convivencia. Ambos eventos se habían producido casi en los mismos días a pesar de encontrarse en eJ planeta como antípodas. El Espíritu sopla donde quiere. Por esos mismos días nos enteramos incidentalmente, por medio de una revista, de que en Colombia, llevados de los mismos ideales y con ,objetivos semejantes, se había fundado el IFEPAL (Instituto Franciscano de Estudios para América Latina). Por la misma revista nos informamos también de que en esa reunión de Holanda se había creado CEFEPAL, organismo para ponerse en función en el Brasil con finalidades muy semejantes a las nuestras. Tantas coincidencias parecían significar algo. Las ideas que dieron vida a nuestros institutos no eran golpes de intuición de mentes despiertas; eran universales y correspondían a una respiración general en la Iglesia de Dios. .Algo importante estaba madurando. -7-

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