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FRATERNIDAD 13 de relaciones humanas. Describe la fraternidad ante todo como el encuentro de los seguidores de Cristo, lo cual hace posible una am– pliación .del campo de la intimidad de las relaciones y su mayor profundización. Las relaciones fraternas se concretizan en una estructura o modo de vivir en común. Pero no es esto lo que preocupa al texto legisla– tivo. Huye el presentar un modelo de vida comunitaria, sajón o la– tino, pues esto sería algo contrario a la libertad evangélica de rela– ciones y al principio de pluriformidad. Renunciar a imponer un modo personal de relaciones es una actitud muy meritoria y el ca– mino más recto para llegar al buen entendimiento e incluso unidad. 3. Los riesgos de la inconcreción. El concepto de fraternidad de la Constitución 73 pudo responder a la necesidad de dar respuesta a aquellos religiosos que reaccionan con cansancio frente a toda vida hiperestructurada y poco flexible. Pero no deja de ser un reproche para cierto número de religiosos que necesitan vivir en organizacio– nes cortadas a su medida y con personas de su agrado. Esa incon– creción puede fomentar la incapacidad de aquellos difíciles para la adaptación a estructuras que les resultan molestas y que no tienen inconveniente en sacrificarlas aun a costa de la supresión de valores de gran importancia. La Constitución 73 da por superados los problemas suscitados por el documento conciliar sobre la renovación de la vida religiosa,1 8 cuando ni siquiera hace mención de la distinción entre clérigos y laicos, distinción que no conoció la concepción franciscana de la fraternidad, ya que las diferencias estaban únicamente fundadas en las exigencias de una mayor relación y de un mayor bien. Son inconcreciones que suponen un riesgo como lo estamos apre– ciando diariamente. IV. VALORES Y LAGUNAS DEL CAPÍTULO VI DE LAS CONSTITUCIONES La descripción y concepción de la fraternidad capuchina como el encuentro de relaciones humanas, aspecto sobre el que pone su acen– to el capítulo VI, según hacíamos notar en líneas anteriores, habrá podido parecer a más de uno como el fruto de una mentalidad con- 18. Perfect,e caritatis, 15. Para un elemental conocimiento de la evolución de las estruc– turas monacales y religiosas en torno al problema del sacerdote y hermano, véase HosTm, Raymond, Vida y muerte de las 6rdenes religiosas, Bilbao, 1973, pp. 61, 74, 99-100, 109; etc.

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