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FRATERNIDAD 7 Presupone la vida en fraternidad el conocimiento de Cristo y la entrega absoluta a su Persona. «Por consiguiente se impone la nece– sidad_. tanto para las Comunidades como para las personas que las constituyen, de pasartl estado «síquico» a un estado verdaderamente «espiritual». «El hombre nuevo» del cual habla San Pablo, ¿no cons~ tituye acaso como la plenitud eclesial de Cristo y, justamente, la par– ticipación de cada cristiano a esta plenitud? Tal orientación hará de las familias religiosas el ambiente vital que desarrollará el germen de vida divina, injertado por el bautismo en cada uno de vosotros y al cual vuestra consagración, íntegramente vivida, consentirá produ– cir sus frutos con la mayor abundancia.~ Ahora bien, este ideal de vida apostólica debe realizarse en una expf'riencia vital. Seguir a Cristo significa experimentar y vivir la vida de entrega y amor. Los primeros discípulos realizaron ese ideal en la experiencia del encuentro mutuo cuotidiano en torno a Cristo vivo o Resucitado. Los discípulos de hoy se reúnen en torno a Cristo Resucitado, mediante la vida comunitaria o encuentro fraterno dia– rio, a lo cual llamamos vid~ religiosa, en la que unos votos facilitan esa entrega y ese ejercicio o experiencia vital del amor mutuo. La vida comunitaria y fraterna religiosa es, pues, la respuesta histórica y forma concreta de realizar el ideal apostólico de segui– miento de Cristo y servicio a los Hermanos. Presupone, además de la respuesta al Señor, la aceptación de una serie de limitaciones hu– manas y de necesidad de ayudas sobre todo en la fe. «Aun siendo imperfectos, como todo cristiano, os proponéis sin embargo crear un ambiente apto para favorecer el progreso espiritual de cada uno de los miembros. ¿ Cómo se puede llegar a esto, si no es ahondando en el Señor vuestras relaciones con vuestros hermanos aún las más ordinarias.» 5 En el entronque y armonización de esa mirada sobrenatural y de esa visión de las necesidades del hermano aparece la verdad de la vida religiosa fraterna como ideal apostólico y de vida religiosa. Cris– to ofreciendo a las familias religiosas el ambiente vital que desarro– llará el germen de vida divina. La caridad operando como una acti– va esperanza de lo que los demás pueden llegar gracias a la ayuda fraterna. 6 La vida fraterna como ideal apostólico se fundamenta en la fe y exige comunión con la creencia de que Cristo supone todo para 4. Evangelica testi/icatio, 38. 5. Ibídem, 39. 6. Ibidem, 38 y 39

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