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24 S. ARA Vida de trabajo que se concibe en servicio de los demás y por la ne– cesidad de vivir del propio salario, transmitido puntual y honrada– mente al grupo, no será cosa fácil. Necesita redescubrir y potenciar el valor ascético que supone el imponerse un esfuerzo constante por atender al bien de todos y el valor evangélico de quien admite que cuanto más se amplíe la caridad a los demás, más se hace presente el Cristo, cuyá venida pone de manifiesto con esa su actitud de ser– vicio. Exigirá la eliminación de la holgazanería, muy frecuente entre quienes no estiman el trabajo en su valor entitativo para la persona del religioso ni sienten vivo en su propia existencia el estímulo de un salario que invertir en bien de los demás y del propio bienestar. 5. La fraternidad, expresión de pobreza. Y no nos referimos aquí a unos servicios domésticos y comunes que, cada vez más, se llevan a cabo por personal asalariado, sino a la utilización del propio talento en provecho y para beneficio del grupo. La entrega y don de sí mismo es señal de auténtica pobreza o desprendimiento espiritual. A veces, la vida comunitaria, y siempre que nada tiene de frater– na, aparece como el refugio de quienes buscan en ella la seguridad económica y la tranquilidad para los caprichos de soltería, excasa en apetencias, y sin ningún interés por el bien común. El futuro de la fraternidad, como expresión de pobreza, será una profunda práctica de entrega personal y don de sí mismo antes y por encima de la comunión de trabajo y entrega de salario, como signo muy positivo del ideal evangélico. 6. Fraternidad, comunidad apostólica. San Juan advierte que el amor mutuo es la señal por la que todos conocerán a los discípulos del Señor." 2 La fraternidad religiosa, en cuanto encuentro de Her– manos, manifestará este valor evangélico. Pero será algo más, ya que ese mismo encuentro de Hermanos deberá fundamentarse en la ne– cesidad de hacer frente y de forma colectiva al problema de la evan– gelización y anuncio de la «Buena nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, trasformar desde dentro, renovar a toda la humanidad». 53 La fraternidad capuchina del futuro deberá significarse por la nota de la apostolicidad y empeño común de quienes viven la vida en fraternidad en ayudar y resolver aunadamente los problemas, grandes o pequeños, de la acción evangelizadora, razón primaria de la vida en fraternidad o vivir comunitario. 52. Jn. 13, 35. 53. Evangelii nuntiandi, 18.

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