BCCCAP00000000000000000001680

FRATERNIDAD 19 vi carnada: •o se da una incorporación voluntaria y sentida a una de– terminada fraternidad se comprometen con trabajos profesionales o apostólicos que les apartan de la vida en común e incluso les obli– gan a vivir fuera de un ambiente de encuentro fraterno, lejos de la pequeña o gran fraternidad a la que por derecho deberían estar incorporados. Sucede que, a veces, ni siquiera se ha tenido la aten– ción de incorporarles a una fraternidad a fin de ayudar y posibilitar el ejercicio de la vida en fraternidad. Son situaciones que, en ocasiones, determinan posturas peligro– sas de ruptura con la vida en fraternidad y con la misma fraterni– dad, ante las que habría que plantearse el problema de forma des-UJ terminada fraternidad o se abandona la orden, a fin de encontrar un camino nuevo. Ordinariamente estos mismos Hermanos gozan de una autonomía que les permite un vivir desahogado y sin preocupaciones dinerarias del presente. Para el futuro cuentan con la fraternidad que saben los va a acoger. Es algo que podría no perjudicar a la vida en común, pero se hace sentir para nuestra vida en fraternidad. Y ante urta actitud poco vigilante de los superiores podrían ir multiplicándose los casos, con riesgo también para la comunión de bienes. Pediríamos del legislador capuchino que se pronunciara clara– mente en situaciones de ruptura total o parcial de la vida en frater– nidad; previamente le exigiríamos una definición clara de lo que en• tiende por vida en fraternidad, a fin de poder determinar esas mis– mas situaciones y fijar los derechos de los Hermanos que se encuen– tran fuera de la casa religiosa o fraternidad concreta a la que debe– ría haber sido adscrito y asegurar a los mismos que el hecho de no compartir una vida en común no les aleja de la fraternidad, más, vi– ven a pesar de todo una vida en fraternidad ... 2.3. Timidez ante las exigencias de cooperación y ayuda para em– presas comunes de la fraternidad. La Constitución 82 advierte: «Vi– vamos, pues, en fraterna comunión de un mismo espíritu y fomen– temos de buen grado la recíproca cooperación en estudios y empre– sas comunes sobre la vida y actividad franciscanas.» Hemos debido esperar a la celebración del Consejo Plenario, te– nido en Quito, para poder apreciar una toma de conciencia más de– cidida. Allá se ha escrito: «Nuestra fraternidad debe manifestarse y demostrarse asimismo en la colaboración económica entre las co– munidad~s de la misma provincia, y entre las diversas provincias (mediante subvem¡:iones o préstamos, sin o con un interés modera– do).. Los bienes dé la Provincia y de cada una de las fraternidades

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz