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24 LÁZARO IRIARTE 3.2. La mendicación en la Regla bulada 3.2.1. El recurso a los amigos espirituales (2 R 4, 3s) La exclusión del dinero podría crear los conflictos entre pobreza y caridad cuando se trataba de necesidades fundamentales, como la atención a los enfermos y el vestido de los hermanos. Entonces la Regla remite a la solicitud de los ministros el proveerlos, sin deber disponer de dinero, mediante una forma de mendicación especificada a los bienhechores bien dispuestos: «ami– gos espirituales», los cuales adquirirán para los hermanos lo necesario. Es posible que los ministros hayan tenido parte en esta cláusula que tanta impor– tancia tendrá a lo largo de la historia de la Orden en lo referente a la interpreta– ción de la Regla. 3.2.2. Limosna y vida peregrinante (2 R 6, 3s) El tema de la pobreza ocupa tres capítulos en la Regla definitiva; culmina en el capítulo VI formulando en términos exaltantes el ideal de la altísima pobreza: los hermanos menores vivan, «como peregrinos y forasteros en este mundo», sin morada fija. Esta elección de una vida itinerante comporta el deber de confiar en la benevolencia de la gente: «como peregrinos y extranje– ros (1 Pe 2, 11) en este mundo, sirviendo al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna con confianza; y no deben avergonzarse, porque el Señor se ha hecho pobre por nosotros en este mundo» (2 Cor 8, 9). La motivación de la Regla no bulada (Cristo vivió de limosna) es sustituida por otra más teológica. Es de notar la supresión de la relación entre el trabajo, fuente primaria de subsistencia, y limosna, fuente subsidiaria. Del mismo modo que la Regla no bulada, está también el llamado y la animación a superar la natural vergüenza, algo inevitable en un pobre voluntario. Francisco veía en el acto de ir a mendigar un meritorio ejercicio de la humildad, y lo propone como un entrenamiento a los hermanos que se retiran a los eremitorios, en un casi juego espiritual de gran simplicidad: «cuando plazca, los hijos podrán pedir a las madres la limosna por amor de Dios, como los pobres» (REr 7). 3.3. La mendicación en el Testamento El Fundador, en su reacción a una interpretación contraria a su intención, de su precepto de la Regla sobre el trabajo, retorna de frente sobre su principio:

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