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.tmTIQULOS mujeres, llamadas las poverelle, con el fin de atender a los enfermos de la Casa S. María de la ·Misericordia por ella fundada. La beata Angela de Fo– ligno ( + 1309) reunió bajo su direc– ción un grupo de hermanos y herma– nas que tenían a su cargo el cuidado de los leprosos del hospital comunal. Todavía subsisten hoy monasterios que, en época moderna, han dado ori– gen a florecientes congregaciones fe– meninas, como el de Dillingen, funda– do en 1241, y el de Gnadenthal, en Alemania, fundado en 1276. Es interesante el caso de la comuni– dad de las denominadas . vestitae sane– ti Frnnscisci de Prato, en Toscana, que se integraban en la hermandad lo~ cal de la orden seglar, pero seguían la regla de santa Clara, aunque sin clau– sura (10). En 1295 .Bonifacio VIII autorizaba a los hermanos de la penitencia de Alemania superior, que llevaban vida en común, para levantar oratorios donde celebrar los oficios•divinos. Ca– sos similares abundaban a fines del siglo XIII y fueron en aumento allí donde las comunidades de beguinas, suprimidas . en el concilio de Vienne (1311-1312), hubieron de incorporarse a la orden: de la penitencia para poder sobrevivir. · Eran comunidades autónomas, sin un centro común, y generalmente esta– ban sometidas a un visitador francis– cano. La superiora solía recibir el tí– tulo de ministra. . En el curso del . siglo XIV fue cre– c'iendo considerablemente el número de agrupacionés de uno y otro sexo, lo que .hizo ne.cesario un régimen más riguroso .de observancia interna. Esa disciplipa fue muy diferente por lo qu,e llace a las hermanas · según las · r,egiones: mientras que en .Flandes, las comunidades se agrupaban en congregaciones que celebraban sus ca– pítulos .y .se dedicaban .a la asistencia~ (10) ..A. PIEROTTI, Regala antJca per le Terziarie di Prato, en Studi Francescani 7 n921) H2-116. hospitalaria y otras actividades, con gran libertad de acción, en Italia se les impuso estricta clausura. La beata Angelina de Marsciano, una precursora La nueva forma de vocación feme– nina franciscana, instaurada por la beata Angelina de Marsciano ( + 1435), guarda relación con el movimiento de la observancia en la primera orden; Al quedarse viuda de edad de 17 años, Angelina entró en la orden de la pe– nitencia e inició con otras jóvenes una vida de austeridad y de obras de ca– ridad. Desterrada de Nápoles, fue a Asís, y aquí, orando en la Porciúncu– la, se ·sintió iluminada de Dios sobre su vocación. Con ayuda del iniciador de la reforma de la observancia, Pao– luccio Trinci, fundó en Foligno un convento, adoptando la regla de la or– den de la penitencia, con vida común según el espíritu de la refarma de los observantes y las costumbres de las clarisas. Es digno de notarse, en mu-:– chas de estas fundaciones femeninas, ese deseo de regirse por la regla de la orden de la penitencia, como más fle– xible y apropiada a las actividades externas, pero vivificándola con el espíritu de santa Clara. Una clausura mitigada permitía a las hermanas de– dicarse con libertad al apostolado, en especial a la educación femenina. Se– gún el modelo de Foligno fueron apa– reciendo otros conventos hasta el nú– mero de 18 en toda Italia central. Estas casas se hallaban federadas entre sí, aun conservando cierta auto– nomía; cada ministra local era elegi– da por su comunidad. En 1428 se ob– tuvo de Martín V una bula que insti– tuía el cargo de ministra general, ele– gida por tres años por el capítulo de las ministras locales. Tenía. potestad · para visitar todas las casas y para ad– mitir hermanas de otras congregacio– nes similares. Sus facultades fueron

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