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1) Regla no Bulada San Francisco escribió o dictó "varias Re– glas y las experimentó, antes de la confir– mación de la que definitivamente dejó a sus hermanos" ( 3). Esta Regla no Bulada, de 1221, aunque no aprobada con Bula Pontifi– cia, es para la Orden uno de los documen– tos más ricos en elementos para conocer la vida de la primera fraternidad franciscana. El capítulo que nos interesa, el VII, lleva por título una frase que aparentemente no encuadra con el tema de la vida contempla– tiva. Dice así el texto: "De modo serviendi et laborandi" (Modo de servir y trabajar). El fragmento que nos interesa ocupa los últimos versículos: "Guárdense los herma– nos, dondequiera que estén, en eremitorios o en otros lugares, de apropiarse para sí nin– gún lugar, ni de vedárselo a nadie. Y todo aquel que venga a ellos, amigo o adversario, ladrón o bandido, sea acogido benignamen– te . Y dondequiera que estén o en cualquier lugar en que se encuentren unos con otros, los hermanos deben tratarse espiritual y amorosamente y honrarse mutuamente sin murmuración. Y guárdense de mostrarse tristes exteriormente o hipócritamente ceñu– dos; muéstrense, más bien, gozosos en el Se– ñor y alegres y debidamente agradables" ( 4). En estos versículos encontramos los ele– mentos que definen la vida contemplativa del primer grupo franciscano: a) se habla de eremitorio, palabra que en el ambiente franciscano de la primera ge– neración equivale a "locum solitarium", "desertum", "solitudo" (S); b) se hace particular mención del espí– ritu de pobreza, manifestado por el rechazo a apropiarse del eremitorio. La tendencia a defender esos lugares solitarios podía apa– recer más legítima, dada la poca consisten– cia de la construcción; c) la vida en el eremitorio no se desarro– lla en un ambiente de absoluta . separación del mundo. El texto indica que hay una re– lación con un tipo de gente bien determi– nado: "amigo, adversario, ladrón, bandido". (3) TC 35. (4) 1 R VII, 13-16. ARTICULOS El deber que se impone el grupo es el de una hospitalidad sin discriminaciones. El canítulo IX especificará aún con más de– talles la clase social con la que se relaciona la fraternidad: "deben gozarse cuando con– viven con gente de baja condición y despre– ciada, con los pobres y débiles, y con los enfermos y leprosos, y 'Con los mendigos de los caminos" ( 6); d) la mutua relación entre los hermanos se define con la palabra "spiritualiter", es decir, se relacion.an como hermanos que han sido dados los unos a los otros por el Espí– ritu del Señor y por eso constituyen entre sí una fraternidad con lazos más fuertes que los de la familia humana; e) oor último, deben manifestar a los de– más hermanos la alegría y la amistad enri– quecida de cortesía: "alegres y debidamen– te agradables". 2) Regla para los eremitorios Esta brevísima Regla es uno de los más bellos testimonios de la vida minorítica pri– mitiva (7). El mismo san Francisco quiso añadirla como regla propia a la vida de los hermanos de todos los tiempos que quieran consagrarse más intensamente a la vida contemplativa. Nos limitamos a subrayar los elementos más característicos: a) reliP.iose stare. San Francisco habla a los que quieran vivir una experiencia contem– plativa fuera de la institución conventual, pero deben hacerlo como religiosos y nor un período de tiempo que se deja a la libertad de los hermanos; b) sint tres vel auattuor. Esta exnresión confirma que la vida contemplativa francis– cana no puede prescindir de su elemento primario que es la fraternidad; c) vitam Marthae et vitam Mariae. Los hermanos se turnan en los servicios y toda la fraternidad es así, a la vez, activa y con– templativa; d) primum quaerite Regnum Dei. La úni– ca cita evangélica de esta Regla está tomada (5) 1 Ce! 71; 91. (6) 1 R IX, 2. (7) Cfr. C. Esser, Opuscuta sancti Patris Francisci Assisien– sis, Grottaferrata (Roma) 1978, p. 295. 15

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