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Una introducción a la filosofía de Zubiri 411 pensador en tres etapas o capítulos. El inicial, titulado « El nuevo horizonte filosófico», abarca el breve arco de tiempo que va de 1921 a 1928. Fue una fase de aprendizaje y discipulado. Aquel « nue– vo » horizonte era la fenomenología. En ella veló Zubiri sus pri– meras armas, saltando a la palestra académica con sendos trabajos filosóficos, de licenciatura y de doctorado, en Lovaina y Madrid respec– tivamente (Le probleme de l'objectivité d'apres Ed. Husserl: I La Logique pure [1921] y Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio [1923]. Ya entonces aparecía una de las notas características de su filosofar, antes insinuada y no tan extraña, por otro lado: la de quien se abre camino mediante pequeñas mutaciones a temas - o filoso.femas - de otros pensadores, o la del reelaborador o corrector de intuiciones ajenas. Un ejemplo, pregnante por su contenido, aun– que de formulación muy posterior a este primer período: « Si al acto de inteligir llamamos, como viene llamándose desde los grie– gos, noeín, habrá que decir que ya desde entonces este noeín no ha sido suficientemente conceptuado. Se ha distinguido ciertamente el acto, la nóesis, de aquello que en él nos es presente, el nóema. Pero nada más; se ha resbalado sobre el carácter impresivo del nóeín, esto es, sobre su unidad formal con la aísthesis, con el sentir. Los griegos, pues, y con ellos la filosofía europea, no han conceptuado que la inteligencia sea sentiente. Y esto repercute sobre el con– cepto mismo de nóesis y nóema. La nóesis no es sólo, como se ha dicho, un acto cuyo término fuera meramente intencional, sino que es en sí misma un acto físico de aprehensión, es decir, un acto cuya intencionalidad no es sino un momento, el momento direccional del aspecto atingencial o aprehensor de lo inteligido en impresión » (cit. en p. 107). Repetimos que se trata de un ejemplo tardío, aun– que no ajeno a aquella fase fenomenológica, y de contenido gnoseo– lógico cardinal en la filosofía zubiriana. Contra Husserl en ese pa– radigma, y frente a Aristóteles, Hegel o Heidegger en otros muchos, la marcha intelectual de Zubiri aparecerá con frecuencia sobre al– guna « falsariga » de éstos, asumiéndola para superarlos 5 • Otro pensador que influyó sobre él en este período primerizo fue Ortega y Gasset: y, hacia su conclusión, M. Heidegger, con quien dialogaría, más bien, durante la etapa siguiente (1931-44) y, a fuer de filósofo original, no para asentir. D. Gracia la designa « El problema filosófico radical», apuntando a Ias intuiciones clave de un pensador en vísperas de madurez. Según atestigua Zubiri, se abrió 5 D. Gracia lo formula exactamente así para un caso aislado, el de la feoría heideggeriana del conocimiento: « La corrige y radicaliza; la asume, pero co~ rrigiéndola y radicalizándola » (p. 69).

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