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EL HOMBRE DE HOY EN EL PENSAMIENTO DE LA IGLESIA 145 Otro lado interesante, que también sigue empeñando la habilidad in– terpretativa de los especialistas, es el de sus brotes de inusitada «dureza» a propósito de la infidelidad de ciertos hermanos (y sobresale aquí el conocido pasaje final de su Te,stamento) en neto contraste con sus cri– terios de extrema bondad y misericordia, canonizados magistralmente en la Carta a un ministro 10 • Por otra parte, creo que no sería difícil detectar ciertos rasgos de su carácter vigoroso y entero en el estilo de mandar, reforzando sus deci– siones con las fórmulas reiterativas de «firmemente», «en absoluto», «por obediencia», etc ... En esta misma línea cabe destacar la insistencia con que pide una meticulosa fidelidad, incluso material, a sus escritos. «Por obediencia, yo, el hermano Francisco, mando firmemente e impongo que estas cosas que han sido escritas en esta vida nadie suprima ni sobre– escriba nada...» 11 • «Y el ministro general y todos los otros ministros y custodios estén obligados, por obediencia, a no añadir ni quitar nada de estas palabras ... Y a todos mis hermanos mando firmemente, por obe– diencia, que no introduzcan glosas en la Regla ni en estas palabras ...» 12 • La historia de la espiritualidad es una prueba elocuente de la táctica de la gracia y de la diversa psicología de los santos. Valga, por ejemplo, como contraste, el hecho de San Esteban de Muret (t 1124), fundador de la Orden de Grandmont y elemento significativo en la prehistoria, por así decir, del evangelismo franciscano 1". No obstante reconocer que ha dispuesto todo «con la ayuda de Dios, con el consejo de hombres peritos y religiosos y después de una probada y sólida experiencia», dice en el Prólogo de su Regla: «Nuestra Regla (habla a sus monjes) es el Evan– gelio; pero si alguno, con buena o con mala voluntad, os prueba que estas normas son en alguna cosa contrarias al Evangelio, sean corregidas 10 Cfr. Kajetan ESSER, O.F.M., 11 Testamento, l. c., p. 170 s.; T p. 123-124; RI 8, p. 97; 10, p. 99; 13, p. 100; 19, p, 104; CO P. 67-68; CM p. 71-72. 11 RI 24, p. ll0. '12 T p. 124; Cfr. RII 4, p. ll2; 8, p. ll4; 9, p. 115; 10, p. ll5; 11, p. 116; 12, p. 116; T (varias veces); CF p. 54, 60; CA p. 61; CCI p, 63; CO P. 68; CCt p. 70; BB p. 126; UV p. 128, etc... Cfr. EP 68, p. 746; Pierre B. BEGUIN, O.F.M., San Fran– cisco y la Iglesia. Defensa de un carisma, en CFR 28 (1974)_ 208 ss.; IDEM, La persona– lidad de San Francisco, en CFR 35 (1976) 149 ,ss. 1a Cfr. llarino DA MILANO, O.F.M.Cap., Un prefrancescanesimo nell' evangelismo di s. Stefano di Muret istitutore di Grandmont?, en «Miscellanea Melchor de Pobladura» (Bibliotheca Seraphico-Capuccina cura Instituti Historici O.F.M.Cap., n. 23) vol. I, Romae 1964, pp. 75-97.

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