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170 FRANCISCO IGLESIAS tiano, incluso tratándose a veces de las mismas verdades religiosas, cons– cientes de que el Espíritu del Señor «actúa también más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico» 119 • No es posible omitir aquí un hecho de familia, de valor incalculable como modelo de denuncia evangélica, mezcla de fe, de amor y de mino– ridad de un hombre, hijo fidelísimo de la Iglesia y auténtico profeta de los nuevos tiempos: el gesto original de Francisco ante el fenómeno de las Cruzadas. Francisco nace y vive en un período de movilización ge– neral de la Cristiandad, comprometida, obediente a la voz del Papa, en «guerrear la guerra del Señor... para vengar el insulto hecho a Cristo, expulsado de su patria por los sarracenos ... , gente pésima, que arde en deseos de beber la sangre de los cristianos ... », como se expresaba Ino- cencio II inaugurando el IV Concilio de Letrán (1215). Francisco ama a la Iglesia y al Papa, al que promete obediencia y reverencia 120 • Francisco conoce la gran angustia del Papa. Francisco había soñado en su juventud encontrar gloria enrolándose como caballero a las órdenes de Gualterio de Brienne 121 • Francisco es testigo del celo de tantos monjes, clérigos, teólogos y nobles, empeñados en justificar y promover la pastoral de la violencia protagonizada por los cruzados, que tratan, a las órdenes del propio Legado papal, de rescatar con las armas un trozo de tierra deno– minada santa 122 • Francisco recuerda, sin duda, figuras extraordinarias, como Pedro el Venerable o San Bernardo, el gran agitador de masas en Europa, el hombre, al decir del cronista, «de ojos de paloma y de mirada de ángel>>, el apóstol de la conciencia cristiana medieval, belicosa y unida en una guerra santa contra los «pérfidos y pésimos enemigos de la cruz de Cristo», para el que matar un musulmán no es un homicidio, sino un malicidio 123 • rt9 RH 6, 18. 1;20 RI 1, P. 91; RII 1, p. 110; 12, p. ll6. 1 21 Cfr. LM I, 3, p. 385; IC II, 4, p. 143-144; Leyenda de los tres compañeros II, 5, p. 534. 1 22 Cfr. Arnaldo FoRTINI, Gli ultimi crociati. Cronada del VI Centenario della Cus– todia di Terra Santa, celebrato in Assisi nell'anno giubilare 1933, Milano 1935, p. 8, 11, 12, 16, nn. 12, 13; Giulio BASETTI-SANI, O.F.M., La Chiesa in crisi alla fine del sec. XII e inizio del sec. XIII, en Concilium IV, 7 (1968) 23-40, sobre todo 28 ss.; Francis DE BEER, O.F.M., Fram;;ois, que diBait-on de toi?, Editions Franciscaines, Paris 1977, p. 25 ss.; N.G. M VAN DOORNIK, Francesco d'Assisi, profeta per il nostro tempo, l. C., p. 150 SS. 123 Cfr. Georges GOYAU, San Bernardo, Brescia 1928, p. 11, 163 SS. s. BERNARDO, Tractatus de nova militia, PL 182, col. 924.

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