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EL HOMBRE DE HOY EN EL PENSAMIENTO DE LA IGLESIA 163 de las mil bellezas, de las mil profundidades. Es un panorama encanta– dor. Parece prodigalidad sin medida. Asalta, en esta mirada retrospectiva, la amargura de no haberlo admirado suficientemente este cuadro, de no haber observado cuanto merecían las maravillas de la naturaleza, las sorprendentes riquezas del macrocosmos y del microcosmos... Detrás de la vida, detrás de la naturaleza, del universo, está la Sabiduría; y des– pués ... está el Amor» 85 • ¡Resultaría tan fácil evocar aquí, con este telón de fondo, las ópticas de Inocencia III y de Francisco ... ! En todo caso, comprometidos a en– carnar las intenciones evangélicas de Francisco, el curso de la historia presente es un desafío también para nosotros que nos obliga a responder. Y más que con teorías, con hechos -plus exemplo quam verbo- tradu– ciendo en nuestra propia vida, humana y evangélicamente adulta, ciertos valores fundamentales de nuestro humanismo franciscano. Sin apenas esfuerzo alguno, dada nuestra visión de Dios, del hombre y del mundo, y fieles a nuestra peculiar manera de ser hombres, sabre– mos vibrar ante esos enigmas recónditos de la condición humana, que hoy como ayer nos interpelan, y ofrecer una clave de lectura y de respuesta. Por ejemplo, afirmando con nuestro testimonio de franciscanos: - que la vida, aunque riesgo y debilidad, tiene sentido porque es un don del Padre y una invitación a realizar y hacer patente el misterio del amor de Dios a los hombres, y porque el último e inefable misterio que envuelve nuestra existencia es Dios, según tesis centrales del Concilio 86 ; - que el hombre, a pesar de su ambivalencia moral, tiene una dig– nidad y un valor transcendentes específicos: «es en la tierra la única criatura que Dios ha querido por sí misma», a él se ha unido en cierto modo Cristo y es el primer camino que la Iglesia recorre en el cumpli– miento de su misión ayudándolo en su continua aspiración a la verdad, al bien, a la belleza, a la justicia y al amor 87 ; - que el hombre es vestigio, reclamo de Dios e itinerario para ir a El. A nuestros hermanos de hoy que aseguran que se puede vivir en el mundo como si Dios no existiera, el franciscano debe responder según 85. Pensiero alla .morte. Meditazione di Paolo VI, l. c. (s,in pág.). so Cfr. LG 41; GS 45. s1 Cfr. GS 21, 24, 27, 91.. .; DH 1, 11; RH 13, 14, 18 ...

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