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EL HOMBRE DE HOY EN EL PENSAMIENTO DE LA IGLESIA 159 Evangelio M; siendo flexible, por ejemplo, ante la inmensa gama de posi– bilidades de realización de los hermanos (predicadores, orantes, trabaja– dores, con posibilidad de dedicarse al oficio que cada uno conoce ... ) dentro de la común opción de vida según el Evangelio 167 ; siendo flexible, por ejemplo, ante las estructuras, más personales que jurídicas y en vista de una gran corresponsabilidad de todos, según el proyecto original de la Orden. El espacio vital de los hermanos, de acuerdo con el diseño de Francisco, era el de la obediencia personal y el del servicio mutuo Hs. En la línea del respeto al hombre no puede olvidarse tampoco su extre– mada comprensión con los pecadores, con el hermano objetor de con– ciencia (es decir, en conflicto ante un mandato que considera contra su alma o la Regla), y con las posibilidades de todo carisma personal dentro del amplio espacio de una verdadera vida fraterna 69 • He aquí, a modo de índice, algunos rasgos fundamentales del hombre religioso Francisco. Su soporte humano y su itinerario psicológico-espi– ritual serán algo estrictamente personal y único y, por lo mismo, irre– petible. Pero conocerlos resulta forzoso si se quiere entender el esquema y la dinámica, sencillísimos, de la manera franciscana de ser hombres, es decir, del tipo de hombre evangélico que debe ser, hoy como ayer, todo franciscano. Por encima de cualquier otra preocupación ésta: encar– nar esta forma de ser cristianos. Decía G. K. Chesterton que «después de Francisco es más fácil ser hombres» 70 • Retórica aparte, creo que bien vale la pena recordar y aplicar aquí, con todo su exigente realismo, aquella frase de nuestro inefable hermano el Beato Egidio: «Vae nobis, nisi simus tales homines, qualles esse debemus!» n. Francisco acentuaba, por convicción y por temperamento, el realismo de los hechos, de la veracidad del ejemplo: «plus exempllo quam verbo», obras más que palabras 72 • «Vivid siempre en la verdad», decía a las 6'6 Cfr. ne CLXII, ;us, p. 354. 67 Cfr. RI 7, p. 96; 17, p. 102; RII 5, p. 112-113; 17, p. 116-117, etc... 68 Cfr. RI 5, p. 95; 18, p. 103-104; RII 8, p. 114; 10, p. 115. o9 Cfr. Fernando URIBE EscoBAR, Strutture e specificita..., I. c., p. 321. 70 Citado por Cristóforo CECCI, O.F.M., La spiritualitd francescana e gli uomini di oggi, en «Quaderni di Sspiritualita Francescana», n. 1: Che cos' e la spiritualitd fran– cescana, As,sisi 1961, p. 119. 11 Dicta Beati Aegidii Assisiensis, I. c., p. 64. 72 Cfr. A 6, p. 80; IC II, 93, p, 198; IIC CXLII, 189, p, 338; EP II, 4, p. 698-699; IV, 50, p. 729; Alberto GHINATO, O.F.M., II buon esempio francescano, «Quaderni fran– cescani di spiritualita»,, n. 2, Roma 1951.
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