BCCCAP00000000000000000001673

126 ENRIQUE RIVERA Tal vez se ha exagerado en demasía el hecho sociológico de la secu– larización a nivel internacional, según lo demostraban las sesiones del Congreso Internacional de Salzburgo. Pero creo que nuestro problema acuciante es conocer la situación actual española. Ante ella no parece pueda hablarse de secularización total. Que viene la marea presionando es un hecho indudable. Pero hasta dónde sube en esta altamar irreligiosa es difícil de precisar. Me limito, con todo, a constatar que el pueblo español conserva todavía su fe cristiana, aunque se halla depotenciada por debilidades y defectos. Y por lo que hace a la vida intelectual de nuestra nación, tampoco se halla reflejada en la pesimista visión de Bon– hoeffer. Encuestas, como la de S. Ayestarán, publicada en el volumen que la dirección de Verdad y Vida dedicó al tema: Presencia y ausencia de Dios 5 , muestran que la situación íntima del hombre reflexivo español es de desgarro. Dedica los seis días de la semana a triunfar en la vida por su profesión o por el truco y el engaño. Pero viene el domingo y por tra– dición, por ambiente, por exigencia de ese más allá que le hace la eterna pregunta, se pone en camino de su iglesia, confiesa y comulga en el tiempo preceptuado, acompaña a sus hijos a la primera comunión, quiere que se casen por la Iglesia y desea que cuando le llegue el día último, lo más lejano posible, descansen sus restos a la sombra de la cruz, con algo de esperanza y con no pocas dudas. Este esquema vivencia! de la fe de nuestro pueblo es preciso tenerlo en cuenta, al intentar acercarnos a él con nuestro mensaje franciscano. En este sentido juzgo que este análisis sea lo más importante de esta primera parte de esta reflexión, la cual sería, con todo, ininteligible sin tener en cuenta el proceso histórico de la secularización que hemos señalado. C) La secularización como actitud mental motivada Esta tercera vertiente es la que motiva hoy mayores controversias. No se trata ya de constatar un hecho que por hipótesis pudiera ser la– mentable. Ahora surge la inquietante pregunta de si este hecho puede justificarse y de si constituye en sí y por sí un progreso desde una sana 5 S. AYESTARAN, Raíces psicológicas de la problemática religiosa en los jóvenes, en Presencia y ausencia de Dios, Madrid, Editorial Cisneros, 1976, p. 209-227.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz