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LA SECULARIZACION ACTUAL 133 En este momento en que una secularización radical amenaza con borrar el nombre de Dios, el franciscano no debe cambiar de táctica sino continuar en la línea trazada por su Padre Francisco: ace·rcamiento al pueblo. ¿Para qué? Para ser testigos de la presencia de Dios en el mundo. No olvidemos nunca la urgencia del testimonio. Se necesita una vez más el «mártin>, el testigo que da testimonio de que Dios se halla cerca. Si Francisco pudo presentarse ante su mundo como un «alter Christum», hoy lo sigue haciendo con la irradiación de su inmensa simpatía. Pero necesita de colaboradores en su obra. ¿Quiénes han de ser sino los fran– ciscanos? 11 • Hablando de este aspecto social de la presencia de Dios en el mundo, no puede silenciarse la obra extraordinariamente eficaz de la Orden Ter– cera. Su historia está todavía por escribir 18 • Probablemente, nunca podrá ser escrita. Se ·escribe la historia que puede utilizar documentos, legajos de archivo y las grandes colecciones que forman los conocidos Monumenta. Pero no se escribe, ni puede escribirse, la intrahistoria de esa multitud de almas que han hecho de su vida un silencioso holocausto de la pre– sencia de Dios. Esta intrahistoria tan sólo puede rastrearse en ciertos trasvases de esta vida interior a instituciones sociales y benéficas. ¿Quién podrá contar el número de hospitales y centros de caridad en los que el gesto de Santa Isabel de Hungría, atendiendo maternalmente al leproso, tal como la pintó Murillo, se ha repetido millones de veces? La historia ha recogido el caritativo gesto de una hija de reyes; pero otros millones han quedado incrustados en los entresijos del pueblo cristiano para tras– mitir de generación en generación el mensaje de Jesús haciendo el bien. Esta acción silenciosa y eficaz en la intrahistoria del pueblo cristiano es nuestra máxima gloria, pese a no haberse subrayado suficientemente. Pienso, además, que en nuestro tiempo de tanta aparatosidad bullanguera ha llegado de nuevo el momento de que el franciscanismo se preocupe, una vez más, de la intrahistoria del pueblo de Dios, y se inserte en él para vivir sus inquietudes y sus problemas. Más que de hacer estadís– ticas se ha de preocupar el franciscano de llegar a tantas conciencias 11 Desarrollo el tema en mi estudio: San Francisco o el triunfo de la gracia en la historia, en Naturaleza y Gracia, 9 (1962) 35-70. 1s Cf. I fratri penitenti di San Francesco nella societa del due e trecento, Roma, Istituto Storko Cappuccino, 1977. Hice observaciones a esta obra en Pensamiento y vida en el franciscanismo de hoy, Naturaleza y Gracia, 24 (19771 510-511.
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