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LA SECULARIZACION ACTUAL 129 más humno y más cristiano que el propugnado por el gran doctor me– dieval. Por lo que hace a la mayoria de edad, recordemos aquellos temas de la obediencia pasiva y semejantes para comprender que la «obedientia charitatis» que hoy se nos propone, se halla en una via más humana y más cristiana. La expresión se halla ya en San Agustin; pero quedó so– terrada por sus mismas afirmaciones sobre la naturaleza humana corrom– pida por el pecado. Digamos que ambos valores han sido canonizados por el Vaticano II en la Constitución Gaudium et Spes. En esta decisión con– ciliar no ha dejado de tener influjo la defensa de los valores humanos propugnados por la secularización 11 • Pero ésta tiene en su medalla un reverso negativo. Dos valores de este signo queremos igualmente subrayar: la ausencia de Dios y el nihi– lismo como meta final. La ausencia de Dios es declaradamente exigida por cuantos afirman re– sueltamente, siguiendo a Bonhoeffer, que el hombre debe actuar «etsi Deus non daretun>. Yo me permitirla hacerle a Bonhoeffer la hiriente objeción de que se ha pasado mentalmente a sus carceleros. Pfo XII declaró en más de una ocasión que la guerra mundial no era un fracaso del Cris– tianismo sino un fracaso del mundo ateo. Este mundo ateo aherrojó a Bonhoeffer y lo ejecutó. ¿No es, por lo mismo, una trágica inconsecuencia pedir que Dios se retire cuando la ausencia de Dios motivó su propio martirio? Por otra parte, Bonhoeffer advert[a en torno suyo que aquellos infelices condenados como él vivían en el vacío y se sentían abocados al nihilismo. Todo ello era la lógica consecuencia de la ausencia de Dios: en los carceleros la ausencia de Dios motivaba su desprecio a todo lo divino y humano. Y en los encarcelados esta misma ausencia motivaba la desesperación y el sentirse «en brazos del ángel de la nada» 12 • ¿Cómo no vio todo esto Bonhoeffer? No tenemos por qué responder ahora a la pregunta. La hemos formulado tan sólo para poner más en relieve el aspecto negativo de la secularización. Nos toca ahora, ante estos valores positivos y negativos, examinar y ponderar lo que la visión franciscana nos enseña sobre los mismos. r1 G. MARTELET, Les idées mattres de Vatican II. Iniciation A l'esprlt du Concile. Desclée de Brouwer 1969, iz Esta metáfora de tanto vigor la tomamos de M. DE UNAMUNO, Cómo se hace una novela. Obras Completas (Edit. Escelicer), 1966, t. VIII, p. 747.

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