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46 AURELIO LAITA por causa de las personas mismas que en ellos están comprometidas y que necesitan de ellos para vivir. El Evangelio aparece con rostro de inte– rés, de encuadramiento, de poder. Y el poder jamás une a los hombres ni es portador de salvación ni de fraternidad. Más bien separa y desune, a causa de los intereses a que está siempre vinculado. El Evangelio ter– mina transculturándose en ideología justificante de la institución rica y poderosa. Ya no es el Evangelio de Cristo, llamado siempre a la renuncia de toda ambición de dominio» 93 • Tremendo desafío para toda nuestra pastoral y, sobre todo, para sus estructuras actuales. 4. Conclusión: la gran oportunidad para nuestra vocación franciscana en esta nueva sociedad Al final de esta descripción de la nueva sociedad y de su influencia sobre nuestra vocación quisiera decir que toda situación de cambio, si bien produce crisis y malestar, constituye la gran oportunidad para una mayor afirmación de la propia identidad. Todo depende de la actitud fundamental con que se tome y que no puede ser otra que la de aceptar el cambio, con todo discernimiento, sin duda, como un paso adelante en la historia del hombre y del mundo y, por tanto, en la historia de Dios. Ahora bien, ello exige renovación en la fe, imaginación, coraje, acepta– ción de riesgos, decisiones inmediatas 94 • Este Congreso franciscano deberá tener la lucidez necesaria para alumbar el camino que deberá recorrer el franciscano de hoy en la nueva sociedad. P. AURELIO LAITA, 0.F.M.Cap. 93 BOFF, L., o. c., p. 308. 94 Dedaración de La vocación de la Orden, hoy, n. 4.

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