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44 AURELIO LAITA la intercomunicación, información y solidaridad con todos, incluso con los seglares en ministerios, vida eclesial, etc.; d. desafío al modo de concebir la vida comunitaria. Ya no se trata de ver la comunidad como lugar de coexistencia pacífica, ni como un simple equipo de trabajo, ni siquiera apostólico, sino, como dice la Declaración de La vocación de la Orden, hoy, «como una reunión de hombres venidos bajo el impulso del Espíritu, de diferentes am– bientes sociales y culturales y que se esfuerzan por crear entre ellos verdaderos lazos de amistad, de respeto, de acogida mutua ... , buscando juntos lo que agrada al Señor (n. 14) amándonos mutua– mente, «según el ejemplo y el mandamiento que el Señor nos dejó» (n. 12). 3.5.5. Sobre la profesión de pobreza Otro reto o desafío de singular importancia es el que incide sobre nuestra profesión de pobreza, elemento también característico de nuestra identidad franciscana. Fue la Ev. Testificatio en los números 16 - 20 al habla de la pobreza consagrada, la que puso de manifiesto este desafío insistente de nuestro mundo. El desafío nos llega desde dos ángulos: a. desde el drama de la miseria colectiva y la indigencia personal (Ev. Test. n. 17), es decir, desde la realidad tercermundista que vive las secuelas de hambre, desperdicio de recurso, dependencia económica, fuertes desigualdades sociales, analfabetismo y enfermedades masivas, etc. 90 , y que grita desesperadamente por su liberación, como ya indi– camos al tratar de este proceso en la segunda parte de esta ponencia. Así lo ve también la declaración de La vocación de la Orden, hoy, n. 16: «Situados en un mundo en el que hay estructuras económicas, sociales, políticas, que influyen sobre el hombre y, bajo formas sutiles de manipu– lación, impiden con frecuencia la verdadera libertad, no podemos perma– necer indiferentes ante tal estado de cosas, ni ser solidarios de cualquier situación en la que el hombre no puede vivir como hombre, porque sub– desarrollado o explotado». La conciencia crítico-histórica de la época llama insistentemente a nuestra profesión de pobreza; 90 MUNDO ME,JOR, o. c., pp. 69-75; BOFF, L., Testigos de Dios en el corazón del mundo, Instituto teológico de vida religiosa, Madrid, 1977, p. 265.
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