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40 AURELIO LAITA 3.5.1. Sobre la identidad en el momento presente En consecuencia, con los nuevos planteamientos antropológicos, cul– turales y eclesiales, la vida religiosa en general y la nuestra en particular está recibiendo el primer desafío en su propia identidad. ¿Qué es ser franciscano en nuestro tiempo?, se preguntan innumera– bies hermanos. En épocas pasadas se sabía cuál era la identidad y la vocación específica. Pero en nuestra época, que tenemos conciencia de que es «otra», ¿sabemos cuál es o cómo tiene que ser? «La vocación de la Orden, la Vida y Regla que diría san Francisco, es un dato conocido y profesado por todos y cada uno de nosotros. Desde él, nuestra identi– dad es clara, aunque no definitivamente redescubierta. Lo que necesita aclaración es la encarnación de dicha vocación en nuestro hoy y aquí. Es el eterno problema del cristianismo. La Buena Nueva sólo es inteli– gible si se traduce al lenguaje de los hombres a los que se anuncia. Dios se despojó de su rango para ser palpable, audible y visible a nos– otros (lJn 1, 1-2). La vocación franciscana no puede sustraerse a esta ley fundamental de la encarnación. De ahí la urgencia, el reto del «hoy» a nuestra vocación» 84 • Dice la declaración de La vocación de la Orden, hoy: «Hombres de nuestro tiempo y consagrados a Dios, también nosotros, los Hermanos Menores, nos sentimos interpelados por todas partes sobre el sentido de nuestra vida, de nuestros oficios, y sobre el carácter espe– cífico de la vocación de nuestra Orden en el mundo de hoy». Y después de decir que Cristo y la Iglesia nos interpelan, añade: «El mundo, por su parte, angustiado y agitado por tensiones, más lleno de simpatia hacia san Francisco, nos pregunta quiénes somos nosotros y qué ayuda podemos prestarle» 85 • 3.5.2. Sobre la inculturaclón de nuestra vocación Unido al reto de la identidad va el reto de la inculturación de nuestra vocación. Es cierto que a nivel de Iglesia y de fe la inculturación o indi– genización surgió en el Sínodo de 1974, promovido especialmente por las «naciones nuevas» (antiguos territorios de misión). Pero este proceso de 84 Declaración de La vocación de la - Orden, hov, nota 1, en Selecciones de fran– ciscanismo, n. 6, p. 293. 85 Declaración de La vocación de la Orden, hoy, a. c., p. 2$2.

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