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LA NUEVA SOCIEDAD 33 Pues bien, esa realidad nueva existe en nuestro tiempo y viene dada por la serie de cambios o factores de cambio descritos en la primera parte de este estudio. No es de extrafíar que produzca o ejerza un fuerte desafio al hombre, en nuestro caso, a nosotros, religiosos con una identidad muy «identificada» con la pasada época cultural. 3.1. Principio general: el «Shock» de la realidad El P. Arrupe habla del «shock» de la realidad que cuestiona al carisma en su misma esencia llegando a encontrarse la vida religiosa en muchos casos en «situaciones limites». «Unas veces, dice, es la incomprens1on del mundo que la rodea J la considera como algo superado e inútil; otras veces es la sustitución por el Estado y las organizaciones seculares de muchas de las obras realizadas hasta ahora preferentemente por los religiosos (colegios, hospitales, obras de beneficencia, etc.), con lo que se quiere demostrar que la vida religiosa y sus funciones se han hecho innecesarias; la profunda secularización que ha llegado a invadir un amplio sector de la misma vida religiosa, a lo que se une toda la problemática del mundo y de la Iglesia, que encuentra un eco a veces inevitable dentro de nuestras casas: cambios en la teología y en la exégesis, concepto de autoridad y ejercicio de la misma, ejercicio de la pobreza, sentido del celibato, derechos de la persona humana, socie– dad y socialización, etc. Como los adelantos de las ciencias humanas y físicas han modificado aun externamente el mundo y las relaciones huma– nas, la diversidad y la escala de los nuevos valores obligan a los religiosos a repensar muchas de sus tradiciones, prioridades y criterios» 74 • Este es el desafío amplio y general que afecta a la vida religiosa, tanto es así que podemos elevarlo a categoría de principio. Ahora bien, cuando se trata, como en el presente Congreso, de apli– carlo a nuestro caso de religiosos con identidad franciscana, es necesario encuadrar dicho desafío no sólo en el marco de la sociedad civil, sino también y principalmente en el de la fe, de la Iglesia y de la vocación religiosa en general, ya que nuestra vocación guarda una relación directa con estos sectores. Consciente de la orientación dada a la ponencia me limito a una visión global y a algunos posibles retos o desafíos, que los autores llaman también incidencias o posibles campos de influencia. 74 ARRUPE, P., o. c., pp. 49-50.
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