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LA NUEVA SOCIEDAD 31 Aun ideologías opuestas al sistema oficial no se sustraen a esta ten– dencia avasalladora. «Mención especial merece, dice R. Alberdi, la tendencia a un erotismo devastador y desenfrenado sobre el que los teóricos especulan uniéndola a su manipulación represiva por las clases dominantes. Cualquiera que sea su origen, la tendencia es evidente y podría explicarse suficientemente por las necesidades y conveniencias del desarrollo económico en su actual orientación» 6'9 • También es cierto que ciertos movimientos de contracultura y la crisis de un humanismo mctJterialista se dan en algunos sectores de esta nueva sociedad. «Seríamos injustos, dice A. Cañizares, empero, con nuestra sociedad, sino reconociésemos en ella amplios sectores, especialmente jóvenes, pre– ocupados seriamente y comprometiéndose por la construcción de un mun– do mejor, más humano y, en el fondo, con sentido; la realización de sus aspiraciones de autenticidad personal, de creatividad, comunicación, res– ponsabilidad, desahogo festivo y vida, suponen concebir al hombre como algo que está orientado a unas metas que sobrepasan su existencia in– mediata» 70 • 2.6. El culto a la eficacia Finalmente, el último rasgo que queremos subrayar en esta nueva sociedad que estamos describiendo, es el culto a la eficacia. La mentalidad científico-técnica, rasgo clave de la nueva sociedad, como hemos visto en la primera parte, es una mentalidad del poder y en consecuencia, de dominio. Su lema es «conocer para dominar» el mun– do, la sociedad y el propio hombre. A. Compte lo expresó así: «Savoir pour prévoir afin de pouvoir», principio que después fue aceptado por el marxismo para aplicarlo a la «física social». De ahí precisamente se de– riva este rasgo del culto a la eficacia que, en la nueva sociedad, cons– tituye el supremo valor y el definitivo criterio de actuación. Nuestra sociedad, se dice, perdona muchas cosas, pero no tolera a los ineficaces en cualquier dominio de la vida. De aquí se deriva el gran campo de marginados socialmente. '69 ALBERDI, R., !l. c., en VI Semana interprovincial.. ., p. 39; CAÑIZARES, A., o. c., PP. 26-31. 10 G. DE CARDEDAL, O., Cambio, cambios históricos e identidad cristiana, en G. DE CARDEDAL, 0. - BENZO, M... , O. c., pp. 27-33.
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