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30 AURELIO LAITA En relación con la liberación se puede resumir, en este primer sentido, en cuatro puntos: a. conciencia de una situación internacional injusta; b. conciencia de un replanteamiento de la convivencia humana en un modelo de sociedad nuevo, más justo y más pacífico; c. conciencia de la autonomía de todos los pueblos según su propia idiosincrasia; d. conciencia de una total abolición de todo género de colonialismo. La liberación, entendida en el segundo aspecto desde la misma vida, se refiere a la valoración de la persona como libertad de que ya hemos hablado más arriba, como posibilidad de decidir por propia cuenta e in– cluso, en un caso más radicalizado, «como supresión de toda norma pro– veniente del exterior de cada persona o grupo humano. Y así se llega a la contestación generalizada o global, con matizaciones y acentuaciones muy diferentes. A diferencia del anterior concepto de liberación, la con– testación global, en el sentido que aquí le damos, puede revestir un ca– rácter marcadamente individualista» {IB. 2.5. El hedonismo materialista La nueva sociedad viene caracterizada en amplios sectores por el he– donismo materialista que proviene, en gran parte, del fenómeno de la industrialización según el modelo capitalista que nuestra sociedad occi– dental ha adoptado. Es cierto que en España y Portugal todavía estamos lejos, en com– paración con otros países del área occidental, de la célebre y ambigua civilización del bienestar y del consumo, si lo miramos desde el punto de vista objetivo. No así si contemplamos nuestra nueva sociedad desde el punto de vista subjetivo: las actitudes de los individuos se ven hoy condicionadas y alimentadas por las estructuras económicas y la propa– ganda comercial e incluso política. Poseer y consumir son los valores supremos que esta civilización nuestra inculca, y con ellos quiere con– figurar el nuevo hombre del futuro. &e ALBERDI, R., a. c., en VI Semana interprovinciaL .. , p. 38s.

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