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26 AURELIO LAITA de la teofanía: no es el propio yo y por tanto no se trata ya de una religión personalista, que no ha perdido valor, pero que el hombre post– moderno la ha «superado» en la humanidad universal 56 • Según esto, el hombre actual se encuentra cada vez más inmerso en el grupo social y en consecuencia: las relaciones sociales con las notas de solidaridad y participación son los ejes en torno a los cuales se estruc– tura la jerarquía de valores vigentes en nuestra sociedad tanto en cultura como en religión 57 • El Vaticano II y la Octogesima Adveniens (nn. 22 y 47) abundan en estas ideas. De tal manera es esto así que constituyen realmente «un verdadero y propio cambio de civilización», dice la «Rela– ción final» del Congreso de la Iglesia italiana sobre «Evangelización y promoción humana», n. 12. Y en el n. 11 se dice: «Son, sin duda, fenómenos de transformación social y cultural las nue– vas formas de participación, que nacen en oposición de las estructuras liberal y burguesa, inspiradas éstas en una concepción del poder preferen– temente de carácter privado, de categoría y de vértice. Piénsese, por ejem– plo, en las nuevas formas de asociación, de democracia de base y parti– cipación en las ciudades -circunscripciones, comunidades de barrio, de consumidores, de vecinos-, en la escuela -órganos colegiales o consejos a diversos niveles-, en el modo de trabajar -asambleas, consejos de fá– brica, de zona-, en la administración del Estado -regiones, unidades locales de los servicios asistenc1aies y sanitarios, etc.» Todos estos elementos de índole social están teniendo y deberán tener todavía mayor incidencia en nuestra vida religiosa, fundamentalmente en las relaciones autoridad-obediencia, en las estructuras y vida comunitaria, en el gobierno, etc. Este antropocentrismo así entendido provoca en el hombre de hoy un deseo de un claro humanismo. Por eso nuestra nueva sociedad es marca– damente humanista. Claro que todos sabemos que se dan diferentes hu– manismos 58 con aspectos incluso contradictorios, pero siempre en la di– rección de búsqueda de lo humano permanentemente amenazado. De entre ellos cabe destacar el humanismo social y político transido de .esperanza 5•6 GONZALEZ FAUS, J. !g., a. C., p. 262. 57 HORTAL, A., Ideas para el futuro, en La configuración... , pp. 183ss; Secretariado General de Formación Capuchina, o. ,c., p. 23s. 58 G. CAFFARENA, J., Cristianos hoy, Madrid, 1972, ofrece una descripción· y una síntesj,s de las distintas tendencias humanistas actuales; KüNG, H., El reto de los mo– dernos humanismos, en Ser Cristiano, Madrid, 1975, pp. 21-62.

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