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LA NUEVA SOCIEDAD as las instituciones sociales es, y debe ser, la persona humana, la cual por su misma naturaleza, tiene para el hombre sobrecarga accidental. Por ello, a través del trato con los demás, de la reciprocidad de servicios, del diálogo con los hermanos, la vida social engrandece al hombre en todas sus cuali– dades y le capacita para responder a su vocación». Ahora bien, ambos valores deben vivirse en tensión y complementa– riamente. Entonces ¿qué se entiende por «superación» de la subjetividad como rasgo de esta sociedad? Dice G. Faus: «se suele decir, y lo comparto operativamente, que la experiencia clave de nuestro momento histórico está siendo la superación de la subjetividad, que fue lo descubierto y lo que ha marcado la experiencia más espontánea y más inmediata de la humanidad, desde el Renacimiento a la Ilustración. Lo de superación lo entiendo en sentido hegeliano, por supuesto. No se pierde sino que permanece... La historia de los últimos siglos ha sido un poco la historia de _ la libertad individual y la historia del progreso técnico y científico. Y ambas cosas parecen corresponderse en la res cogitans y la res extensa de Descartes. Pues bien, esta experiencia fundamental de la modernidad entra hoy en crisis, se quiebra. Y notemos: al decir que está superada no quiero decir que no tenga ningún valor, síno que (en el sentido hegeliano) apa– rece una especie de antítesis. Hoy el dato fundamental no va siendo ya la experiencia cartesiana del cogito, sino algo más indefinible, que podría ser, quizás, la experiencia de la humanidad total como sujeto de la historia» 55 • Un ejemplo que cita el autor y podría ilustrarnos este aspecto: en la universidad hoy nadie se siente sujeto de decisión, todo el mundo remite {<a lo que decida la asamblea». Parece, pues, que el momento actual se constituye por el cambio de esa «experiencia cultural fundamental» o como queráis llamarla; por el paso de la subjetividad a la conciencia de la hu– manidad total. Ya Feuerbach lo había dicho (cita de G. Faus): «el hombre individual en sí no tiene en sí la esencia del hombre, ni como ser moral ni como ser presente: el ser del hombre se halla sólo en la comunidad, en la unidad del hombre con el hombre, unidad que se apoya únicamente entre yo y tú». Garaudy hablaba de la «filosofía del «amamus» frente a la «filosofía del «cogitc»>. Como veremos en las incidencias, en la tercera parte, esto tiene gran importancia porque cambia el lugar de la experiencia cristiana, el lugar ss GoNzALE:i: FAUS, J. Ig., Fe cristiana y sociedad futura, en La configuración..., pp. 259-261.
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