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24 AURELIO LAITA goce y use de su propio criterio y de libertad responsable, no movido por coacción, sino guiado por la conciencia del deber. Piden igualmente la delimitación jurídica del poder públjco, -a fin de que no se restrinjan de– masiado los límites de la justa libertad tanto de la persona como de las asociaciones». Y llega a más: el hombre se considera en su más intima esencia como libertad, la libertad misma. Podemos enumerar algunas consecuencias que se derivan de esta valo– ración de la persona: - decae el sentido tradicional de la autoridad y de la imposición; - respecto a la personalidad, a sus ideas y decisiones; - el individuo es visto sobre -a veces contra- las estructuras; - sentido de independencia e iniciativa; - atenuación del sentido de la ley moral en favor de la conciencia indi- vidual; - diálogo, y obediencia en cuanto diálogo; - pedagogía del interés contra la pedagogía tradicional del esfuerzo (Dewey); - educación como autoeducación; - revalorización de los valores mundanos y materiales; - se agudiza fuertemente el sentido de justicia; - derecho no sólo a la vida, sino al trabajo, cultura, tiempo libre; o sea, a condiciones de vida digna de la persona humana; - revalorización de toda estratificación social -obreros, mujeres, pobres, razas diversas...- s4, 2.2.2. «Superación de la subjetividad», entendida como valoración de la apertura al otro En la nueva sociedad se desarrolla también cada vez más el valor de la sociedad y en consecuencia, la valoración del hombre en cuanto ser social. «La índole social del hombre, dice la GS, n. 25, demuestra que el de– sarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia sociedad .está.n mutuamente condicionados. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas 54 Secretariado General de Formación Capuchina, o. c., p. 20s.

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