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276 Bernardino de Annellada jando bien claro que ello no significa merma de la mediación total de Cristo, sino asociación derivada, que radica en la calidad de Madre "humana" de Cris– to, constituido Mediador precisamente por ser hombre (cf. lTim 2,5). Lo re– conoce el documento de Dombes; pero no sin la observación impertinente de que es inoportuno emplear un término que necesita explicación 6 . ¿Qué térmi– no teológico no necesita explicación? Es además pueril la sospecha de que el título de "mediadora" se añade a otros calificativos como para privarlo de sig– nificado 7. 4. La mariología franciscana: fruto de una exégesis afectiva y generosa Con espíritu ecuménico de comprensión y respeto para las posturas que quieren ser coherentes con la revelación, trataré de poner de relieve la actitud de la mariología que llamo franciscana, sin otro significado que la enseñanza de los maestros franciscanos 8 según su forma mental característica, siempre dentro de una fidelidad plena a la doctrina revelada. Son enseñanzas que par– ten de un tiempo muy anterior a la reforma protestante y a esa fecha indefini– da (eclesial y franciscanamente inexistente) de «cuando María es aislada sea de Cristo sea de la comunión de los santos>> 9 • Los dos puntos: Mediación única de Cristo y mediación asociada de Ma– ría se presentan a continuación, como ejemplos más significativos de la teo– logía de la Virgen, anclados con firmeza en la revelación de la Sagrada Escri– tura: En primer lugar la incontestable y absoluta unicidad de la mediación de Cristo, Hombre Dios, entre Dios y los hombres. En segundo lugar, la gracia excepcional de María, recibida de Cristo y que la hace digna de toda alaban– za y activamente asociada a su Hijo en su obra salvífica en beneficio de los hombres. 6 Ibídem, n. 108, 736. 7 Cf. Ibídem y LG, 62. 8 Los cuatro en cuyos testimonios nos fijamos aquí, representan al coro interminable de maestros, pensadores y santos que llenan la historia del franciscanismo. Nombres como Alejandro de Hales, san Antonio de Padua, san Maximi!iano Kolbe son otros grandes entre los muchos que, en el campo de la mariología, se hallan individualmente presentados en la obra de S. M. CECCHIN, Maria Signora Santa e Immacolata nel pensíero Jrancescano. Per una storia del contributo Jrancescano alla mariología. (Pontificia Academia Mariana Internationalis - Studi mariologici, 1), Citta del Vaticano 200 l. 9 Cf. Maríe dans le desseín de Díeu, II, n. 289, 735.

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