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Por una mariología ni excluyente ni excluida 275 las siguientes aportaciones: Nota introductoria (del Comité de redacción); Claves de lectura del documento sobre María del Grupo de Dombes (G. M. Bruni); La recepción crítica del documento de Dombes. Valores y límites (A. Langella); La recepción del Documento de Dombes sobre María. Repaso bi– bliográfico (S. Perella)3. No es mi intención ahora valorar el documento de Dombes. Reconozco que refleja algo más que deseos indefinidos en un grupo importante de teólo– gos católicos, luteranos y calvinistas, de una limitada procedencia regional y de un ecumenismo de carácter privado. Tampoco entro ahora en una disquisi– ción sobre los límites señalados por A. Langella, moderados y quizás dema– siado comprensivos, en cuanto que se abstienen de descalificar absolutamen– te puntos que, seriamente considerados, no pueden entrar en discusión desde el punto de vista católico. Al mismo tiempo que considero positivamente orientador todo el citado "dossier" del Marianum, me permito expresar mi im– presión de que, sobre todo en el documento mismo de Dombes y en parte tam– bién en las valoraciones del mismo, no se acentúa suficientemente la inexac– titud protestante respecto al proceso histórico del tema mariano: mientras la teología y piedad mariana católicas, en sus manifestaciones responsables si– guen un ritmo coherente con sus principios, el protestantismo, reconociendo que el desacuerdo respecto de María «no estuvo en el origen de nuestras divi– siones confesionales»4, fue minimizando sus convicciones anteriores en virtud de algo tan inexacto como la supuesta divinización católica de María a expen– sas de Jesucristo. No sé qué crítica seria puede sospechar siquiera que la ma– riología católica aparta a María de Jesucristo y que tal era el peligro que se cer– nía en la pretensión de la casi mitad de los Padres del Concilio Vaticano II (1074 de 2193) al proponer un decreto especial sobre la Virgen 5 • Honestamen– te hay que reconocer que el Concilio no rompe con la teología mariana ante– rior, si bien, al incluirla en la constitución sobre la Iglesia, subraya algún as– pecto antes menos considerado, pero que no introduce ni elimina nada en la concepción católica de María. Y sobre el título de «Mediadora» (Mediatrix), que causa perplejidad a algunas mentes, el texto conciliar no lo excluye, de- 3 Cf. Marianum 62 (2000) 285-355, 4 Marie dans le dessein de Dieu, II, n. 288, 735. 5 Cf. Marie dans le dessein de Dieu et la communion des saints, I, n. 101, 735, que interpreta el texto conciliar definitivo como "paso de una mariología autónoma que se emancipaba peligrosamente de la teología".

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