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294 Bemardino de Armellada ángel Gabriel, se convirtió en causa de nuestra Redención: Eva, principio del pecado y de la muerte; María, principio de la gracia y de la vida. A causa de Eva, perdimos el paraíso terrestre; por María, conseguimos el paraíso celes– tess. Varias veces la llama mediadora por la intercesión ante Cristo, como en las bodas de Caná 86 • Ella es «Madre de misericordia y ayuda singular del género humano, patrona de la Iglesia y mediadora entre Cristo y los hombres» 87 • «La llamamos "nuestra esperanza", porque, siendo madre dulcísima y mediadora y abogada nuestra delante de Cristo su Hijo, todo lo puede lograr con su inter– cesión... Pongamos en la Virgen Santísima toda la esperanza de nuestra salva– ción, invoquémosla, refugiémonos a su lado; pues quien la encontrare, encon– trará la vida, y alcanzará el favor del Señor (Prov 8,35); encontrará el tesoro de todas las gracias de Dios» 88 • 4.3. La maternidad de María en su profundidad ontológica y psicológica En la teología y en la espiritualidad franciscana 89 , además de la idea de la predestinación eterna de María con Cristo independientemente del pecado, hay algo de significado más amplio que un simple matiz. Es la concepción de la maternidad, que Escoto explica detenidamente y que fue también la visión de san Buenaventura. La filosofía natural aristotélica del así llamado «hile– morfismo», es decir de la materia (potencia) y de la forma (acto o actualiza- 85 "Sic nos hodie convenit vehementer laetari, gaudere et exultare, quoniam puella nostri generis facta est regina et imperatrix mundi, matrimonio copulata Deo; ut, sicut per primam mulierem damna– tus est mundus et per primum virum; ita per secundum hominem secundamque mulierem salvetur, et miro modo responderet principium reparationis nostrae principio perditionis. Sicut enim tune a diabo– lo missus fuit daemon in forma serpentis corporea ad decipiendam Evam, quae tune simul virgo erat et desponsata viro; sic hodie missus fuit Angelus corporali specie a Deo ad Mariam Virginem et des– ponsatam. Et sicut Eva, serpenti credens, principium extitit perditionis nostrae; ita Maria, credens An– gelo, principium extitit reparationis nostrae; illa principium peccati et mortis, haec principium gratiae et vitae; per illam amisimus paradisum terrestrem, per hanc acquisivimus coelestem". Serm. 3 Super "Missus est'', en Ibidem, 91. 86 Cf. Serm. 10 In salutationem angelicam, en Ibidem, 246. 87 Ibidem, 251. 88 lbidem, 254. 89 Cf. BERNARDINO DE ARMELLADA, La Vergine Maria ne/la spiritualitiifrancescana, en Due volti del Francescanesimo. Miscellanea in onore di Optatus van Asseldonk e Lazaro 1riarte, Roma 2002, 177-193. ID., La spiritualitii di S. Lorenzo da Brindisi, dottore apostolico della Chiesa, en Laurentia– num 41 (2000) 111-149.

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