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ANTONIO DE FUENTELAPEÑA, UN CURIOSO ESCRITOR 257 género de criaturas que, sacadas a luz de lo obscuro de su invisibilidad, hacen brillar y campear más la Soberana Mano» (Pl'ólogo). El segundo de esos móviles acaparará, de hecho, el centro de su atención, por su peso moral y social: el autor se daría por contento si, con su teoría sobre los duendes, lograra « desterrar del común sentir una tan bien recibida cuanto horrorosa tradición », como es el juzgarlos « cosas de la otra vida », cuando en realidad no son sino « engendros naturales y una cierta especie de animalicos » de ésta (§ 597s). Reconoce, sin embargo, que el asunto es de poco cuerpo y su materia estéril, aunque confía dar a los duendes corporidad suficiente, añadiendo a las pruebas científicas una serie de noticias curiosas que amenicen y muestren el primor de la natu– raleza. Y como su exposición provocará razonables dudas 6, no dejará de salirles al paso, para alivio del lector y apoyo de la demostración prin– cipal. De ese modo la realidad semi-incorpórea de los trasgos y la poquedad del asunto irán dando de sí una miscelánea de cuestiones teo1ógicas, filosófico-morales, físico-matemáticas, de medicina y ciencias naturales, etc. En cuanto a la lengua en que verter tales ideas, dos motivos le aconsejaron descartar la latina: el hecho de que, en su tiempo, la española, « practicada en el Orbe, ha llegado a merecerse el título de universal» y, sobre todo, el de que sólo ésta entienden las personas más necesitadas de desengañarse en la materia 7 • El estilo expositivo - advierte en el prologo - « será limado, porque no le quiero diminuto, y parece dificultoso quede entera la inteligencia de la materia si anda la lima en el estilo muy oficiosa ». Esa materia se explica, vista en primera aproximación, según el método escolástico (tesis, sentencias, pruebas, objeciones, instancias...) y, en el fondo, según un proceder aporético o problemático, en el que domina la duda y sus so– luciones. Ediciones (1676, 1677, 1978) La primera edición salió de las prensas de la Imprenta Real en 1676. La portada, orlada con un marco de ángeles barrocos, ofrece el título en tres recuadros superpuestos y dispares en forma y tamaño: El / Ente / diluci=/dado // Discurso vnico novi=/ssi. 0 q.e muestra ay en na=/tural.ª Animales irracio=/nales invisibles, y quales / sean / Por el Rmo. P.F. Antonio de Fue/te la peña Exprovincial de Casti/lla / Dedícale al Rmo. P.F. Marti / de Torrecilla Exlect. Calificar / y Provincial de la misma Pro/vincia de Capuchi/nos // EN / Madrid / En la ernprª Real / Año de 1676. // ª· 6 « Tantas dudas tu estudio desvanece... », dice su hermano Manuel en el soneto dedicado a El ente. De las mismas puede decirse, en general, lo que su autor declaró de algunas en particular: las introducía « ya por divertir a los lectores, y ya por asentar principios (que sirvan de premisas a la resolución)» (§ 1669); y también para ayudar a entender la materia recién tratada, aclarar dificultades y ampliar explicaciones (§ 943). 7 Se condensan estas ideas en las cuatro páginas del prólogo. ' Este es el título impreso que figura uniformemente en todos los ejemplares 17

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