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ANTONIO DE FUENTELAPEÑA, UN CURIOSO ESCRITOR 283 Estructura, contenido y fuentes El texto propiamente dicho está dividido en dos partes: de la meditación (pp. 1-266), de la contemplación (267-599). Toda la materia se distribuye en 36 conferencias, subdivididas en 431 números mar– ginales o párrafos. En la introducción a la primera parte se perfila el proyecto total: la obra habría de constar de tres tratados, dedicados, respectivamente, a la oración. mental, a la mortificación activa y pasiva, y a las virtudes morales y sobrenaturales, con los dones del Espíritu Santo y los fenómenos místicos extraordinarios. De hecho, sólo vio la luz el tratado primero, dividido en las dos partes que ya hemos mencionado. Al tema de la primera parte - de la meditación - dedica 17 con– ferencias. En la primera, o introducción, el diálogo se orienta a resolver esta pregunta de Lucinda a su maestro: oómo no la ha dejado pasar a grado más alto de oración después de haberla mantenido tiempo muy considerable « en todo género de meditaciones». La oración más perfecta y alta - advierte el maestro - es la que produce en las almas efectos mejores de pureza, luz y amor, les da alientos más fervorosos para vencer los vicios y ejercitar las virtudes. Mudar de oración es Dios quien lo hace: los padres espirituales no son más que ministros suyos. Replica Lucinda que algunos autores y confesores enseñan que los principiantes deben comenzar la vida espiritual por la oración de fe, dejada totalmente la meditación, y refiere varios pasajes de autores que el maestro conoce y tienen - dice - mucho parentesco con los de Molinos y que encierran, para perdición de las almas, mucha ma– lignidad. En las demás conferencias el maestro sostiene y prueba con pro– lijidad, que la opinión que pone la oración de fe a los principiantes merece la censura de temeraria, al oponerse a la sagrada Escritura, escritores y grandes maestros de la vida espiritual y a la raz,ón natural (c. II). Es, además, impracticable, pues no puede exigirse a unos prin– cipiantes rudos y distraídos estarse algún tiempo en un acto continuo de 1702. El título y fecha dados por las Mémoires de Trévoux, reaparece en los siguientes autores ya recordados en las notas 8 y 30: Bernardo de Bolonia; Bibliotheque sacrée (y en las ediciones italianas, que cambian el nombre de Lucinda en Lucindo); Andrés de Palazuelo; J. Duhr; Lexicón capuccinum; L. de Aspurz. Vicente Castañeda pone el título en latín (como Juan de S. Antonio), con una aclaración triplemente errónea: « obra publicada después de su muerte, acaecida en Madrid el año 1689 ,,, en 1706. Melchor de Pobladura, en Los Frailes Menores... da el título exacto de Escuela de la verdad pero con la fecha de impresión de 1700, error que corrige en su Historia genera/is II/1, 251s, aunque trastrocando el título: Escuela ( o Luz) de la verdad. Hilarino de Milán asigna a Escuela de la verdad la fecha de 1700. Antonio Palau y Dulcet, no obstante haber descrito correcta• mente la Escuela de la verdad, añade como obra distinta Lux veritatis, 1702. Finalmente, Metodio de Nembro completa la confusión: Escuela o Luz de la verdad, que dice constar de dos tratados publicados respectivamente en Madrid en 1700 y 1701. Error que reaparece, juntamente con el del Compendio de la mística teología 1701, en la recentísima obra colectiva Los capuchinos en la Península Ibérica, 400 años de historia (1578-1978), Sevilla 1985, 190.
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