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ANTONIO DE FUENTELAPEÑA, UN CURIOSO ESCRITOR 277 Tema VIII: « Si la nariz divide :/ fiel dos extremos, / esta facción no falta / al que es tan recto; / pues sin doblarse, / con rectitud divide / bienes y males». Dios, sumamento recto y justo, con rectitud divide bienes y males (190-192). Discurso VIII: De la rectitud de Dios (193-210). La rectitud es la « vara veladora, inflexible y recta » con que Dios deslinda y prescribe a su misericordia y a su justicia los límites y términos proporcionados; lo que da de gracia es como si lo debiera de justicia. Con la rectitud y severidad, como por su piedad y misericordia, Dios nos beneficia igualmente, y no menos le debemos por las penas con que nos amenaza que por los premios que nos ofrece. Tema IX: « Si la unión de colores / el rostro aliña, / de mi Dios son hermosas / las dos mejillas; / pues siempre gozan, / la unidad de una Esencia / con tres personas» (211-214). Discurso IX: De la santísima Trinidad en la unidad del divino Ser (214-234). Dios, uno en esencia y trino en personas, es una verdad infalible, en la que solo la fe puede servir de norte en mar tan alto. El Padre, conociéndose a sí mismo y comprendiendo su esencia, forma un concepto e imagen viva de sí mismo: el Hijo; ambos, por el amor necesario y recíproco entre ellos, producen un ímpetu o impulso de su divina voluntad, comunicándole su misma divinidad: el Espíritu Santo. Tema X: « La boca de mi Dueño / es peregrina, / pues que encarna– dos, / un amor infinito, / muestran sus labios ». Los labios encarnados son la divisa del amor, y así los labios divinos muestran un amor infinito e inmenso en su Encarnación (234-237). Discurso X: Del amor divino (237-256). Con el mismo amor, eterno e infinito, con que Dios se ama a sí mismo, ama a sus criaturas, particularmente al hombre, hecho a su imagen y semejanza y por quien se encarnó y dejó la presencia corporal en la Eucaristía. Tema XI: « Dientes tiene muy ricos / quien cría perlas; / nuestro Redentor poderoso / es medida su boca / en perlas y oro ». En ella tienen su origen todas las piedras y preciosidades (256-259). Discurso XI: De la soberana riqueza de nuestro Señor (259-284). La riqueza de Dios es El mismo, con todas sus perfecciones y atributos. Las riquezas divinas son eternas; sombra se llaman las riquezas y bienes temporales. Tema XII: « Si la voz nos pregona / la fortaleza, / el aliento que tiene / su poder muestra ». Grande es el poder de Dios, pues hizo todo el mundo con un « fiat » e hiciera muchos (284-286). Discurso XII: Del divino poder (287-306). Dios es omnipotente: hace cuanto quiere y puede cuanto quiere; tiene dominio sobre sus criaturas; no ha menester de ayuda ni de instrumentos materiales. Tema XIII: « Si con la providencia / los pechos frisan, / tiene Dios bellos pechos / pues que nos cría». Dios conserva las criaturas todas con su providencia (307-309). Discurso XIII: De la soberana providencia (309'-335). La divina providencia es una paternal y práctica disposición con que Dios proporciona los medios con los fines con suavidad tan eficaz
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