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264 TEÓFILO E. DE GUSENDOS corrompido; pues ésta (corrompida su forma) pasa a ser causa material de los duendes (§§ 1555-1573). Subsección II: « Cuál sea la causa formal de los duendes». Es la forma « duendina >> que, unida a la materia prima, da el ser último y formal al compuesto del duende y le perfecciona en el ser de tal animal (§§ 1574-1577). Subsecdón III: « Cuál sea la causa eficiente de los duendes ». La causa total principal inmediata eficiente de los duendes es Dios que, como causa primera, suple las causas segundas y, en defecto de ellas, produce los efectos que ellas habían de producir (§§ 1578-1600). Subsecdón IV: « Cuál sea la causa final de los duendes».. La causa final ultimada de los duendes es Dios, porque en todas sus obras sólo se tiene por fin ultimado a sí mismo. La causa final no ultimada del duende es la salud y vida del hombre, para librarle de la ponzoña y corrupción de los vapores y exhalaciones de las casas (§§ 1601-1616). Subsección V: « De la definición de los duendes». « Duende no es otra cosa que un animal invisible, secundum quid o casi invisible, trasteador» (§§ 1617-1621). En la subsección VI el P. Fuentelapeña expone y resuelve seis « dudas curiosas», originadas de las pasadas secciones. I: « Si los duendes pueden engendrar» (§§ 1622-1645). II: « Si naturalmente puede engendrarse dentro del humano cuerpo algún duende» (§§ 1646-1676). III: « De qué causas se originen los animales que se hallan en el humano cuerpo » (§§ 1677- 1720). IV: « Si puede naturalmente engendrarse fuego verdadero en el cuerpo humano o en el de otro animal, y de qué causas proceda» (§§ 1721- 1742). V: « Si los duendes pueden naturalmente elevarse en el aire y sostenerse en él» (§§ 1743-1779). Duda interesante en la que el autor manifiesta sus conocimientos hidrostáticos y aerostáticos y sugiere apli– caciones concretas; ¿por qué los cuerpos sólidos nadan o se hunden en el agua?; razón de que los ahogados salgan a flote al tercer día; razón por qué las naves se sustentan en el agua... « Sácase de aquí también el modo de fabricar un vaso que camine debajo del agua», como también el fundar una ciudad dentro del agua, disparar allá la artillería, vivir y comerciar políticamente, etc. !No obstante, declara que, aunque especu– lativamente tales cosas tienen algunos visos de probable, las considera impracticables en el ejercicio. Finalmente, el P. Fuentelapeña aborda la famosa duda VI: « Si el hombre puede artificiosamente volar» (§§ 1780-1836). Ante todo, declara ocuparse de la cuestión más por su conexión con el tema precedente que por la curiosidad e interés intrínsecos del nuevo problema. Tal nexo le parece evidente: si un cuerpo sólido puede sustentarse sobre el líquido elemento dadas ciertas condiciones que se reducen al correcto equilibrio o proporción entre pesos e impulsos (§§ 1781-1785), ¿cuáles deberán darse « para que un cuerpo sólido se pueda sustentar y volar sobre el cuerpo fluido del aire, siendo más grave que él»? Respuesta: « es necesario que en el sólido concurran proporcionadamente tres cosas; v.g. gravedad de

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