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ANTONIO DE FUENTELAPEÑA, UN CURIOSO ESCRITOR 263 enfermedad médica, padecer muerte natural (§§ 1296-1305); finalmente, si puede un hombre dormir naturalmente con un sueño continuado muchos años y cuántos (§§ 1306-1334). La duda XIV pregunta oómo los peces, ,ánades y otras aves se con– servan en el agua. Expone cuatro sentencias, que rechaza (§§ 1335-14Q!l), y responde con once casos atribuidos a causas ocultas, pero de las cuales da la razón natural de su causa. Algunos son realmente interesantes: oómo una cítara suena excitada de otra (§§ 1401-1406); oómo un enfermo purga con la purga de otro (§§ 1407-1418); oómo el cadáver derrama sangre a vista del matador (§§ 1419-1451). Siguen las causas de otras muchas maravillas, por ejemplo: por qué el torpedo entorpece el brazo del pescador (§ 1452); efectos del rayo (§§ 1458-1461); cómo el lobo enronquece al que mira (§ 1480); oómo la rémora detiene un navío (§§ 1487-1507). Interesante la respuesta X: « Cómo se haya de entender la virtud magnética », es decir, « en qué consiste, si sea atractiva, en quién existe, o oómo se produzca» (§§ 1513-1522). Y responde: « Lo que yo siento es que dicha virtud no consista adecuadamente en atracción, ni ésta solo en la cosa que atrae, y que llamamos imán, sino también en el hierro o cosa atraída, y así podemos definirla: Que es un apetito innato que tienen las cosas en orden al sitio o lugar conveniente que deben guardar entre sí en el universo, y el que para la mejor conservación de éste pretende la naturaleza que guarden... Este apetito natural no es cualidad secreta ni cualidad segunda distinta, sino la misma substancia» (§§ 1514, 1521) 12 • Unos diez años más tarde, Newton traducía en lenguaje físico– matemático: « Todos los cuerpos se atraen unos a otros con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de su distancia ». Pormenor curioso que nota el P. Fuentelapeña: « Puede también decirse (y parece no puede negarse) que la imán despide de sí alguna cualidad insensible (al modo que el fuego despide calor y luz»), sin menoscabo de su virtud (§ 1522). El « fotón » ya hace mucho tiempo que es corriente en la física y lo que en los últimos años se busca es el « gravinón », que carece de masa. La sección IV (y última) se intitula: « De las causas de los duendes o trasgos» (§§ 1552-1836). Declarada la noción de causa y sus clases, el autor divide la sección en seis subsecciones. Subsección I: « Cuál sea la causa material de los duendes». Responde: la materia prima, « que fue causa material del vapor o exhalación 12 Menos lastrado de metafísica tradicional y mucho má afín por ello a la ciencia moderna, es este aserto contra la existencia de elementos levitantes y en pro de la gravitación universal: « ... digo que todas las cosas sublunares tienen un mismo centro, que es el punto que consideramos en medio de la tierra, al cual todas apetecen unirse y estar inmediatas, o en la mayor aproximación que pueden, y esto lo procuran, o consiguen más o menos, mediante la gravedad mayor o menor que tienen» (§ 1750); « .. .lo que pasa en los cuatro elementos que, deslocados accidentalmente, vuelven al sitio que les toca, según su gravedad, no porque sean más leves los unos que los otros, sino por ser menos graves (§ 1758). Véanse también los §§ 1747 y 1791 y, en contra, el § !518s.
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