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UNA MALOGRADA INICIATIVA DE RESTAURAR LA ORDEN EN ESPA!'il:A 337 El episodio es una página casi inédita de nuestra historia y reve– lador de la mentalidad de los exclaustrados por lo que a la restau– ración se refiere. Las fuentes de información se limitan por ahora a la correspondencia del comisario apostólico con los promotores de la iniciativa Angel de Pamplona,6 y Juan de Vera. 7 Como se verá a través de esta correspondencia,8 el padre Alcaraz alaba incondicio– nalmente el fervor religioso y la recta intención, pero les advertía una y otra vez del casi cierto fracaso de aquella generosa iniciativa por dos motivos principales: contrastaba con las orientaciones del gobierno central de la Orden residente en Roma; era inadmisible para la mentalidad de los representantes de la política nacional espa– ñola, y aun francesa. Durante los tres años que se prolongaron aque– llas gestiones no intervinieron factores nuevos que le movieran a modificar su opinión acerca de la posibilidad de establecer una comunidad regular formada de capuchinos españoles en tierras fran– cesas, que pudiera ser la cuna de la futura restauración. Algunos exclaustrados de Navarra se habían juntado a fines de 1841 en el pueblo de Ustáriz; 9 en mayo del año siguiente, el padre Angel de Pamplona en nombre de todos, exponía el plan concebido al padre Fermín de Alcaraz para su aprobación. La misiva tardó bastante en llegar a sus manos y a vuelta de correo contesta: «Cuan– to vuestra caridad me comunica me sería ciertamente de gran con- 6. Al siglo Miguel Angel lstúriz, había tomado el hábito el 11 de noviembre de 1823; posteriormente desempeñó los oficios de lector y auxiliar del maestro de novicios; fue uno de los más destacados de los capuchinos refugiados en Ustáriz, y actuó siempre según las direc– trices del comisario apostólico, a cuya invitación se trasladó a las misiones de Mesopotamia; después de haber trabajado sin descanso por la unidad de las Iglesias, falleció en Diarbekir el año 1870. Cf. CRISPÍN DE Rrnzu, Necrologio de los frailes menores capuchinos de la pro– vincia de Nacarra-Cantabria-Arag6n, Pamplona 1958, p. 22. 7. Al siglo Juan Bautista de Endara, había nacido el año 1796 y vestido el hábito capu– chino el 17 de agosto de 1819; después de la exclaustración continuó su ministerio apostólico en Francia y fue superior de la comunidad de Ustáriz; en época desconocida regresó a España y sin haberse incorporado a los restauradores de la Orden murió en Arizcun el 29 de diciem– bre de 1882. Cf. CRISPÍN DE Rrnzu, ob. cit., p. 348. 8. Nos referimos a un grupo de cartas del padre Fermín de Alcaraz a los religiosos mora– dores de Ustáriz desde el 2 de julio de 1842 hasta el 13 de marzo de 1845 que nos han sido conservadas en unas Memorias manuscritas del padre Angel de Pamplona, hasta unos años catalogadas en el archivo provincial de los capuchinos de Navarra (Pamplona). Se desconoce el texto de las cartas que le remitieron desde Ustáriz. 9. Cf. ILDEFONSO DE CrAURRIZ, Capuchinos ilustres de la antigua provincia de Navarra– Cantabria, II, Pamplona 1926, pp. 265-272. El animador de aquel grupo de exclaustrados fue el padre Fidel de Vera (Juan José lrazoqui), el cual en 1852 reunió en Bayona a algunos religiosos con los cuales había convivido en Ustáriz y constituyó una comunidad independiente de la autoridad del comisario apostólico y sometida al general de la Orden residente en Roma. Falleció en Bayona el 16 de junio de 1862. Cf. CRISPÍN DE Rrnzu, ob. cit., p. 175.

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