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UNA MALOGRADA INICIATIVA DE RESTAURAR LA ORDEN EN ESPAÑA 365 de la nación durante más de tres lustros y cuya personalidad jurídica no se reconocía y se les negaba la plena libertad aun dentro de los fines particulares y específicos de su vocación. Además hasta la fecha no había encontrado ni la comprensión de sus planes ni la colabora– ción de quienes debían actuarlos. Babia comprobado que la andadura religiosa y disciplinar de los exclaustrados los había paulatinamente d<!sviado de sus verdaderos ideales. La frialdad e indiferencia, por no hablar de la oposición, que sorprendentemente había descubierto en muchos de los que con gozo debían abrazar sus planes de restau– ración, le obligaron, aun sintiéndolo extremamente, a renunciar al proyecto que con tantas ilusiones y sacrificios había preparado y cuya realización hubiera sido el término feliz de su incansable labor de comisario apostólico. Por su parte renunciaba definitivamente a la restauración y se limitaba a servirse de los exclaustrados como válidos colaboradores en las parroquias de la diócesis. Así lo comunicaba a la Santa Sede en la relación de la visita Ad limina del 30 de marzo de 1853: «Nullus usque adhuc fuit possibile instaurare conventus religiosorum, ut in conventione. Sanctitatis Vestne nobis permittitur. Super hoc dicam breviter. Nondum venit tempus domus Domini redificandre. In mis– sionibus tamen apertis et continuis reperiuntur religiosi e diversis Ordinibus exclaustrati, quia ad ecclesias parochiales deserviendas deputati, dato prius testimonio coram examinatoribus synodalibus super eorum sufficientem doctrinam, ministeria parochialia adimplent cum magno animarum fructu, tametsi cum magno itidem eorumdem labore, eo quod absque ullo unquam coadiutore ministro, ordinarie inveniuntur ob inopiam sacerdotum in diocesi tota.» 50 El 9 de marzo de 1853 se confiaba con uno de sus mejores cola– boradores: «¡Fuerte desgracia! Yo restauré un convento en esta ciu– dad, el más propio por su localidad para un colegio de misiones capuchinas. Lo tenía provisto de cuanto era necesario para la vida religiosa, de modo que nada faltava sino individuos que viniesen a ocuparlo. En cuatro años no he podido hacer venir ninguno, de nin– guna provincia. He tenido que desistir de mi plan. Esto prueba que entre los muchos proyectistas se perdió el espíritu verdadero de evangelizar, y se prefiere ir a Francia, sin duda para estar lejos de prelados que los observen.» 51 50. ASV: Relazioni dei Vescovi. Visite ad limina. Conchen (Cuenca). Parte II s. f. 51. Carta del obispo de Cuenca al padre José de Los Arcos, Cuenca, 9 de marzo de 1853. Pamplona, Arch. prov. Navarra: Exclaustrados. El 3 de abril, escribiendo al padre Antonio de Pamplona, que había sucedido en el cargo al padre José, sin aludir ni siquiera a la

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